09 | Deseo carnal

5K 147 2
                                    

Hoy es lunes y siguiendo mi rutina tuve que correr por el vecindario de los riquillos, no es tan grande, pero no hubo problema en dar dos vueltas enteras.

Entre a la casa bafeado, directo a la cocina por un vaso de agua.

Aquí se encontraba Eli, la nana de mi amigo preparando el desayuno. La salude con la mano, ella sonrió y abro el refrigerador.

—¿Saliste a correr? —pregunta sin verme ya que corta fruta.

Dejo la jarra sobre la mesada y agarro un vaso de cristal de los gabinetes.

—Si, salgo a correr los cinco días de la semana.

—Eso es bueno hijo, ¿Tienes hambre?

Termino de beber el agua y asiento, me pide sentarme en un taburete frente a ella y lo hago.

—Acabo de picar esta piña.

Echa los trozos en un bolw de vidrio y lo extiende hacia mí, le agradezco comenzando a comerla.

—¿Nadie se ha levantado? —inquiero frunciendo el ceño.

Saco mi teléfono para ver la hora y se me hace raro que Celeste no haya despertado. Raúl es normal que despierte tarde, se aliste en cinco, coma, eso nunca puede faltar para él y se vaya.

Pero mi hermana es diferente, ya debió...

—Buenos días —hablando de ella, entra a la cocina ya cambiada y con el cabello mojado.

—Buenos días cariño, ¿Quieres piña?

—Si, gracias Eli.

Le sonríe, se sienta a mi lado y al querer tocarme me alejo, hace una expresión de confusión.

—Acabo de llegar de correr, estoy sudado y tú estás limpia.

—Oh, de acuerdo.

Comienza a comerse la piña, ya le he visto comer esta fruta y si solo la escucho tendré una erección. Tiende a presionarla ligeramente con sus labios, succionar el jugo y finalmente morderla tan despacio.

Me como la fruta rápido, bajo del taburete, tomo un pan tostado con aguacate y queso que está haciendo Eli, y me fugo arriba.

Una ducha fría arreglara esto.

***


—Frank te llevará e igualmente va a pasar por ti a la salida. Nosotros llegaremos un poco tarde ya que tenemos que hacer un proyecto.

—Esta bien, cuídense. Los amo.

Nos da nuestros respectivos besos y entra al carro, mientras veo cómo sale este de la casa Raúl me avienta una llaves que atrapo en el aire.

—Eh, deberías meterte al equipo de básquet.

Niego, veo las llaves y presiono el botón de seguridad, hace un ruido y volteo al carro que Raúl me había regalado.

—No se puede idiota. Ya están igual en los partidos finales y aunque se pudiera no quiero.

—No quiero, no gracias, siempre tan negativo, Max.

—Así me amas.

Me encojo de hombros, entramos al auto y me maravillé con lo cómodo que es el asiento, cuero negro, está todo impecable y huele a nuevo.

—Mira, deja de tentarme. Que me gustan ambos sexos y tú... —pausa, lo veo repasarme enterito, me sentí desnudo—. Te estás poniendo más bueno de lo que estabas.

—No jodas, Raúl.

Solo dije eso riendo, arranque el auto y emprendí camino a la universidad. Mi amigo, que digo, hermano del alma, me miró todo el trayecto. Fue incómodo, pero no dije nada.

Sueño profundo © [✔️]Where stories live. Discover now