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—Vamos —abrió la puerta esperando a que suba. Reí con poca o nada de gracia y empecé a caminar.

Pero me detuve y giré.

—Me parece que no sabes que significa "no".

Dicho esto volví a caminar hacia la parada de buses escolares. Sintiendo como me seguía. Este chico no entendía.

¡Y es que ni siquiera quería hablar con él! Estaba enojada. ¡Enojada era poco!

No solo me había contestado mal, si no que manejó ebrio, irresponsable.

Me subí al bus en cuanto llegó, y me senté en el primer asiento vacío que vi.

Así que grave eran las cosas, no me había percatado en la castaña que estaba a mi lado.

Se veía algo triste, tenía puestos los auriculares y veía a la ventana.

Para darle más dramatismo al asunto, había empezado a llover.

Era la escena perfecta para una foto de esas paginas en las que los adolescentes están siempre.

Oh, esperen. Yo soy una de ellos.

—Oye, ¿te pasa algo? —le pregunté tocando su brazo, automáticamente se quitó los audífonos mirándome.

—Perdona, ¿qué? —le dediqué una pequeña sonrisa y volví a preguntar.

—Digo, si te pasa algo.

—No, no. Es solo que papá se ha olvidado de dejarme en la escuela. Nada importante.

—Oh, entonces bien. Soy Ginger —saludé.

¡Cállense todos! Ginger Huff está socializando.

—Alexa, dime Lex —se presentó.

—¿En qué año vas?, no recuerdo haberte visto por ahí.

—Soy un año menor que tú. ¿Estás con los seniors, huh?

—Sí, ¿cómo lo sabes?

—Todos hablan de ustedes en mi clase —rio rodando los ojos— además ya sabes como es la escuela, tantos rumores.

—Cotillas —negué con la cabeza y la miré.

—Además recuerdo el incidente en el campo de fútbol. Tú golpeando la cabeza de Theo Collins contra el grass mientras le gritabas hasta de cómo nació.

Entonces solté una carcajada golpeando mi pierna.

—Lo recuerdo, sí.

—Eres divertida —afirmó mirándome, pensé que eras gruñona y antipática —reí bajito y negué con la cabeza.

—Tal vez a veces sea un poquito gruñona.

—Seguro, lo he notado —sonrió y el auto se detuvo por un semáforo.

—No puedo creerlo —susurré al ver el auto que estaba detrás del bus, entonces de movió entre los autos y se detuve justo al lado de Lex.

—¿Ese es el auto de Theo Collins?

—Lamentablemente, sí —confirmé mientras él saludaba desde abajo con una sonrisilla.

Lex me miró sonriendo y puso los auriculares. Tal vez en una amable forma de terminar la conversación. De todos modos ya no tenía mucho que decir.

Había dado un gran paso al saludarla yo primero.

¿Pero qué me está pasando?

¿Qué será lo siguiente? ¿Estar emocionada de ir a una fiesta?

GingerOnde histórias criam vida. Descubra agora