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trigger warning // asalto

Ya estaban todos en la casa de los Miya. Intentaron hacer el menor ruido posible cuando llevaron los colchones de las habitaciones hacia el living. Algunos se acostaron ahí mientras que otros se mantenían tirados en los sillones.

— Che, ¿no nos habías prometido unos sanguchitos de miga?— preguntó Kenma encendiendo su celular para jugar free fire.

— ¿Y te los tengo que dar en bandeja de plata? Levanta el orto y buscalos en la heladera.

— Bue, te lo decía porque no es mi casa.— se levantó de uno de los colchones que habían tirado al piso. Fue a la cocina y abrió la heladera.— ¡Son de verdura!— agarró la gigante bolsa de plástico donde estaban y los llevó a sus amigos.

— Decime por favor que también hay de jamón y queso.— dijo Iwaizumi sentándose al lado de Kenma.

— ¿Vos querés?— Samu miró a Rintarou.— Sino también hay empanadas de carne.

— ¿No hay nada dulce?

— Eh..- dudó un poco.— me parece que no, ¿por? ¿Te pegó el bajón?— el de ojos verdes asintió.— ¿Querés que te haga un brownie?

— Si lo haces me caso.

Osamu se puso de pie, tomando la mano de su novio para guiarlo a la cocina.— ¿Por qué te agarró bajón? ¿Por el pedo que manejas?— preguntó mientras iba sacando los ingredientes para preparar el postre.

— Puede ser, tipo, son boludeces..— se apoyó contra la encimera, inclinando su cuerpo hacia delante para dejar caer su peso en sus antebrazos.— Ya me conoces, amor, cuando tomo me pongo boludo.— murmuró. Todavía le costaba formular una oración.

— Siempre sos boludo, eso no cambia.— agarró un encendedor y prendió el horno.— Lo que no son boludeces son tus problemas, si te ponen mal es porque son importantes.

— Pff..dios, vos sabés lo que me cuesta expresarme, no sé qué decirte exactamente.— hundió su rostro entre sus manos.

— Ya sé, ya sé.- susurró mezclando el chocolate con la manteca.— Tampoco te obligo a que me contes. Si me querés contar, decilo como te salga y yo te voy a entender.

— Es que..a veces me da miedo que te canses de mí.— confesó.— Como siempre estoy en tu casa porque mi vieja se pone pesada, me da cosa que penses que soy un gede o que sé yo.

El peligris le dio una mirada en señal de que continuara hablando, a la vez que mezclaba el postre.

— Aparte siempre estoy con una cara de orto, pegado al lado tuyo como una garrapata, entiendo perfectamente si pensas que soy un intenso pero te juro que nunca me sentí tan cómodo antes.— tragó saliva e hizo sonar los huesos de sus dedos.— Me haces sentir tan bien, me siento en casa con vos, Osamu.

La cocina quedó en silencio. Solo podía escucharse las risas del resto en la sala, también como el gemelo abría el horno para meter la bandeja llena de aquella masa de chocolate.
Suna ya estaba por volver a hablar y decir que mejor olvide todo, que no le hiciera caso. Sin embargo, un beso en la punta de su nariz lo descolocó por completo.

— Yo no creo que seas un gede.— murmuró para que solo él escuchara.— Me encanta pasar tiempo con vos. Escucharte reír mientras miramos Casados con hijos es lo mejor de mi día.— suspiró acariciando las mejillas de su novio.— Por favor, nunca cambies, yo te amo mucho así como sos.

— Me vas a hacer llorar, no te merezco.— rió levemente.— Gracias, ahora me siento un poco más aliviado.— hizo una pausa.— ¿Le pusiste pedacitos de chocolate al brownie?

Haikyuu argentino;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora