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Los tres jóvenes pasaban el tiempo juntos, mayoritariamente ambos chicos hablando ya que Minji no sabía cómo intervenir o qué decir.
La chica no podía quitarle la mirada al amigo de su compañero de asiento, y Jake se había percatado de ello.
La sonrisa del castaño era visible en sus labios ya que veía la manera en la que ambos amigos suyos se miraban.
¿Su misión? Unirlos y que se reconstruyeran entre ellos.
Sunghoon necesitaba a alguien en su vida que le demostrase que no todo ese de color oscuro, que el amor sigue vivo, que merece la pena querer.
Minji necesitaba a alguien en su vida que estuviera pendiente de ella, que le demostrase cariño y aprecio, aunque fuese por un período de tiempo limitado.
Ambos necesitaban ser arreglados.
Jake podía ver el pequeño brillo en los ojos de la chica cuando miraba a su amigo pelinegro, algo estaba creciendo en su interior y él podía notarlo.
Sin embargo, Sunghoon era más difícil de descifrar, y a pesar de ser amigo suyo después de casi una vida entera, no era capaz de saberlo.
Aún así sus pequeños actos le daban pistas, así que el australiano vio luz verde para empezar con su plan de cupido.
- Voy al baño, llevo aguantándome mucho las ganas - el castaño se levantó corriendo de la mesa y sonrió suavemente.
Minji le devolvió la sonrisa y Sunghoon se mantuvo inexpresivo.
Es más, el pelinegro observaba la pequeña sonrisa de su acompañante.
Por alguna extraña razón el mayor no podía apartar la mirada.
- ¿Qué tal has estado? - la chica rompió el silencio.
Sunghoon salió de su burbuja y no escuchó la pregunta por lo que frunció el ceño.
- Ya sabes, ayer ye noté más frío de lo normal - el tono de voz de la chica fue disminuyendo, se sentía pequeña a su lado.
Una pequeña sonrisa batallaba por escaparse de los labios del chico.
- ¿Te preocupas por mi? - el chico preguntó de manera juguetona aunque su corazón latía más rápido de lo normal.
Minji rodó los ojos y le miró fijamente.
- Puede - murmuró ella, pero él pudo escucharlo.
Sus latidos se aceleraron aún más y se quedó helado, no sabía qué hacer o decir.
- Oye, - tras un largo silencio Sunghoon lo rompió.
La menor le observó con ojos grandes y brillantes, toda su atención sobre él.
El mayor se mordió el labio inferior y sonrió ampliamente.
- ¿Quieres ver una película después? - el chico se atrevió a preguntar.
Minji, anonadada, siguió mirando al chico, esta vez con más atención.
La manera en la que los ojos del chico brillaban, sus suaves facciones, su amplia sonrisa y tranquilizante aura le habían capturado.
- Claro, ¿por qué no? - esta vez fue su turno de sonreír cálidamente.
Sunghoon volvió a morderse el labio inferior y respiró hondo, su respiración volviendo a la normalidad, pero su corazón seguía latiendo con la misma intensidad y rapidez.
Cuando volvió a hacerse el silencio, el australiano volvió sacando a ambos chicos del apuro.
Jake estaba más que orgulloso de ver que las cosas iban funcionando, con pequeños pasos, pero seguros.
