t w e n t y - o n e

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La cena entre todos los adolescentes pasó rápidamente, Minji se sentía más cómoda con todos los chicos.

Nadie le preguntó por qué tenía la chaqueta de Sunghoon, y lo agradecía ya que no sabría qué responder.

- Ah, es tarde, debo irme - Minji se levantó de la mesa.

Todos copiaron su acción y salieron del restaurante.

- Gracias por el día de hoy - ella se dirigió hacia Jay, mientras le daba un fuerte abrazo.

El chico no pudo evitar sentirse más orgulloso de si mismo, la chica fría y solitaria del instituto se estaba derritiendo frente a él.

- Te esperan mil días más así - el mayor acarició su cabeza y ella se separó, brindándole una cálida sonrisa.

Antes de que ella pudiese despedirse del resto Sunghoon le agarró la muñeca.

- ¿Puedo acompañarte a casa? - preguntó con tono nervioso.

A Minji le pareció adorable como el chico se mostraba inseguro, sin saber si lo que estaba haciendo estaba bien o mal.

Ella asintió con la cabeza y él soltó el aire que estaba aguantando.

La chica se dirigió hacia el resto de chicos, una sonrisa en sus labios.

- Gracias por hoy, mañana nos vemos - Minji se despidió con la mano.

Todos copiaron su acción y se dirigieron hacia la dirección contraria a la que ella iba.

Al principio ambos caminaban en silencio, no sabiendo muy bien de lo que hablar.

- ¿Tienes mucho que trabajar esta noche? - preguntó Sunghoon rompiendo el hielo.

Minji suspiró hondo, haciendo cuentas mentales de todos los encargos que tenía hoy ya que llevaba dos días sin trabajar.

- Bastante - respondió haciendo un gesto de indiferencia.

Volvieron a mantenerse en silencio, Sunghoon se sentía nervioso en compañía de la chica y corazón latía a mil por hora.

- ¿Solucionaste el problema de esta mañana? - esta vez fue el turno de la chica de romper el silencio.

Él se quedó pensando de qué hablaba su acompañante.

- Ah, Heeseung - susurró el mayor tras unos segundos.

Minji hizo sonidos para hacerle saber que estaba en lo correcto, el mero nombre del mayor le irritaba, pero quería acercarse al pelinegro.

- No hemos cruzado palabra hoy - Sunghoon se encogió de hombros y metió sus manos en los bolsillos del pantalón.

- ¿Por qué? - con ceño fruncido Minji le miró.

- Hmm, no me gusta su actitud últimamente - respondió sin pensárselo dos veces.

La menor estaba aún más confusa, pensaba que todos se llevaban bien.

- No debería de decirlo pero, - comenzó él hablando, llamando la atención de la chica - está en una misión rara para atraparte.

Minji paró en seco, observando al chico con facciones serias, esperando que lo que le estaba diciendo fuese mentira.

- No ha querido darnos detalles, pero sí, es cierto - el chico también dejó de caminar, su amplia espalda en vista de la chica.

Ella no sabía qué hacer o qué decir, ya estaba pensando de más todo.

- Se lo que piensas, Jay y Jake no se acercan a ti por eso, es más, dejaron de hablarle a Heeseung en cuanto se enteraron - Sunghoon se giró y se agachó a la altura de ella.

- Yo tampoco me acerco a ti con malas intenciones, quiero conocerte de verdad - una tímida sonrisa adornaba sus labios.

Muchas cosas estaban pasando en un período de tiempo diminuto, así que Minji no podía procesar nada.

Sunghoon suspiró hondo y ella hizo contacto visual, o al menos lo intentó ya que el chico miraba por encima del hombro de la chica.

Cuando ella se iba a girar para ver qué había tras ella que había hecho cambiar al chico de expresión, él rodeó sus brazos en su cuerpo.

- ¿Podemos quedarnos así unos segundos? - preguntó él en el oído de la menor.

Minji no respondió y entrelazó sus brazos en la cintura del chico, una sonrisa expandiendose por sus labios y mariposas bailando en su estómago.

- No sé qué traman, pero es el mismo chico de aquella noche - volvió a susurrar él mientras acariciaba su cabeza.

Ella volvió a tensarse, iba a tener que tomar medidas pronto.

- ¿Podemos darle una paliza? - preguntó Minji contra el pecho de Sunghoon.

Su pecho vibró debido a las risas que salían por su boca.

- Podemos - respondió tras unos segundos.

Se separaron y se sonrieron ladinamente, entrelazando sus manos y caminando en dirección de un callejón sin salida.

Ambos pensaban lo mismo, el mismo plan.

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𝐆𝐚𝐧𝐠, 𝐒𝐮𝐧𝐠𝐡𝐨𝐨𝐧.Where stories live. Discover now