Capítulo 9

8.1K 483 44
                                    

Abigail

-Si no estás enferma ¿por qué quieres ir al hospital? -rodeé los ojos.

-Solo llévame y ya no molestes, Carlos -estacionó el auto a un lado de la carretera y me miró-. ¿Qué?

-Si no me dices que tienes no te llevaré -cruzó los brazos.

-¡Iré al ginecólogo! -gruñi y el me miro sonrojado cuando se lo lance-. Cuando estas cogiendo y no quieres salir embarazada vas al ginecologo y te dan pastillas anticonceptivas.

-Ah, qué bueno -puso el auto en marcha de nuevo sin poder verme a los ojos.

-¿Que bueno? -se encogió de hombros. Reí a carcajadas pues ahora él no sabía qué hacer con la información que le acababa de dar. No dijo nada más en todo el camino.

Llegamos al hospital y después de un montón de preguntas íntimas y vergonzosas me hicieron una prueba de embarazo. La espera de esos pocos minutos que parecieron horas llegó a su fin y gracias a Dios los resultados fueron negativos.

-Como recientemente tuviste relaciones sin protección te recomiendo hacerte otra prueba en una o dos semanas -asentí aunque sabía bien que no la haría. Me dio la receta y salí de ahí satisfecha. Decidí llamar a mi chico para darle las buenas noticias.

-Hola -dijo serio.

-Amor, ¿qué pasa? -se quedó en silencio-. ¿Gustav?

-Me acaban de dar una noticia... -pensó un momento como decirlo-. Inesperada.

-¿Qué noticia? -pregunte preocupada.

-Lo hablaremos cuando vuelva a casa.

-¿Por qué no le dices a Carlos que me devuelva mi pasaporte y lo hablamos esta noche? -lancé coqueta.

-Sabes que no se puede -rodeé los ojos.

-Bueno, tengo algo que te animará -trate de no reír. Había pensado esa broma desde que supe que iría al ginecólogo.

-¿Qué cosa? -tenía toda su atención.

-La verdad no quería decirte por teléfono, pero no me dejas otra opción -hice una pausa dramática-. ¿Recuerdas que te dije que hoy iría al médico por pastillas?

-Si...

-Pues como lo imaginaba, antes de darme la receta me hicieron una prueba- se quedó en silencio y tuve que alejar el teléfono para que no me escuchara reir.

-¿Y? -preguntó impaciente al darse cuenta que no decía nada.

-¡Positivo! ¡Vamos hacer padres! -chillé fingiendo euforia. Pasaron varios segundos y no obtuve ninguna respuesta de él-. ¿Gustav?

-Te llamo después -lanzó de la manera más fría y colgó.

Me quedé viendo el teléfono sin dar crédito. Era obvio que no estábamos listos para ser padres, pero en definitiva, no era la reacción que hubiera esperado de él. Solo imaginar como me hubiera sentido si en efecto, hubiera estado embarazada, hizo que la tristeza y la decepción se apoderaran de mi cuerpo. Apagué mi celular molesta y fui a los ensayos.

***

Faltaban solo dos meses para la inauguración del hotel y no podía estar más contenta con la elección que había hecho, mis bailarines y cantantes eran los mejores. Fabio había conseguido un apartamento en el mismo edificio donde vivía y lo compartía con April, mi asistente de coreografía, quien por los constantes ensayos y su forma de ser directa y divertida se había convertido en mi mano derecha y amiga.

Señora PalumboOnde histórias criam vida. Descubra agora