Capítulo 20

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-No puedo creer que me hagas esto, Abigail -suspiré, estaba exagerando.

-No es la última cita Giancarlo, en la próxima vas tú.

-¡Pero en esta sabran el sexo! -gruñó como un niño mimado.

-Ya te dije que lo sabremos todos juntos en la fiesta de revelación de sexo -me miró mal-. Si Gustav y tú pudieran estar juntos en una habitación sin pelear, podríamos ir los tres, pero sabes que eso no es posible -besé su nariz y suspiró.

-Está bien... -lanzó sin tener más opciones.

-Pero puedes invitar a tu chica a cenar hoy. Eso seguro te sube el ánimo.

-Comer solo le sube el ánimo a ella -bromeó y yo lo asesiné con la mirada-. Está bien, está bien. Llamaré a mi novia más tarde y le diré que se ponga más guapa para mi. La llevaré a una cita.

-Ojala no te digan que no -espeté fingiendo estar molesta-. Ten un buen día.

-¡Hey! ¿Y mi beso?- gritó cuando me vio salir del auto.

-No te lo mereces -cerré la puerta del auto riendo.

Teníamos una actividad privada en el hotel y me encontraba supervisando los ensayos cuando vi a Marie acercándose. Se veía increíblemente hermosa con un elegante vestido negro y tacones, ni siquiera parecía estar embarazada.

-Buenos días, Abigail -me sonrió.

-Hola, Marie. Que sorpresa verte por aca.

-Si, vine al hotel a resolver unas cosas y quise aprovechar para hablar contigo. ¿Te encuentras muy ocupada ahora?

-Pueden seguir sin mi un rato, vamos -estaba algo nerviosa, no quería tener más problemas.

-Antes que nada, me alegro mucho por ti y tus bebes, muchas felicidades. Sé lo feliz que debes sentirte -soltó tomándome por sorpresa.

-Muchas gracias -dije con cautela y me invitó a sentarme en uno de los bancos al aire libre.

-Abigail, quise que habláramos esto en persona, pues en serio, mi intención no es que te sientas incomoda conmigo o esta situación. Ni siquiera deberías estar molesta con Gustav -sonrió cuando notó que la mire confundida-. Es que él no nos engañó a ninguna.

-¿Cómo? - pregunté enarcando una ceja.

-Veras, mi padre le tenía mucho aprecio a Gustav por la amistad que guardaba con su difunta madre y cuando él quiso separarse de su familia prácticamente lo acogió como un hijo más. Poco tiempo después, estando en secundaria empezamos a salir.

-Hacíamos todos juntos, incluso fuimos a la misma universidad, pero como te imaginaras, una relación de ese tipo si no se cuida puede llegar a caer en la monotonía y justo eso nos pasó -sonrió con melancolía-. Más que una relación, parecíamos amigos con derecho a roce, por eso después de un tiempo, decidimos terminar -asentía cada tanto tratando de digerir lo que me contaba.

-Días antes de su viaje a Estados Unidos, nos reunimos en Madrid para tratar unos asuntos de la empresa que mi padre nos dejó. Por cuestiones de trabajo teníamos mucho tiempo sin vernos y aprovechamos la ocasión para ir a tomar unas copas y ponernos al día -se sonrojó y sonrió nerviosa.

-Y bueno, creo que el vino tenía mucho alcohol, pues esa noche pasó lo que pasó -señaló su panza y ambas reímos.

-Gustav es un hombre maravilloso y super responsable, así que cuando se enteró que estaba embarazada quiso darle una familia al bebe.

-¿Por qué me dices todo esto? - inconscientemente ese había sido un duro golpe para mí. Ella suspiró.

-Porque Gustav te ama -la mire ahora más confundida-. Supuse que querías saber si todo lo que pasó entre ustedes fue real y pues te aseguro que así fue. En todo los años que estuvimos juntos nunca me miró así como te ve a ti, nunca -me quedé en silencio por un momento.

-Me están bombardeando con toda esta información, Marie. No se que decir.

-Lo sé y siendo sincera hay una razón por la cual casi te estoy lanzando en los brazos de mi marido -dijo en un intento fallido de hacernos reír.

-Abigail, lo que estoy por contarte no lo sabe nadie, ni siquiera Gustav -suspiró como si necesitara armarse de valor-. Poco después de darme cuenta que estaba embarazada empecé a sentirme bastante débil, cansada y mareada, pero supuse que era normal.

-En uno de los controles, el doctor quiso indagar más, pues mis análisis indicaban que algo no estaba bien. Fue entonces cuando descubrieron que tenía Cáncer -soltó sin más y mi corazón se encogió, ella tomó mi mano y me sonrío.

-Cómo te imaginarás eso cambió completamente la manera en que debía llevar mi embarazo -suspiró-. Debía elegir entre la quimio o el bebe.

-Marie... -sollocé.

-Yo se que tu me entiendes más que nadie. Desde que sabes que estás embarazada, desde que sabes que está ahí, lo amas con locura y darías incluso tu vida por la de tu bebe.

-Si, así es -admití.

-Disculpa que te cuente todo esto de la nada, pero es que mi parto es muy riesgoso -su voz se rompió-. Mis padres ya fallecieron y en serio, no tengo a quien mas acudir -apretó mi mano más fuerte.

-Por favor , Abigail -lágrimas empezaron a caer de sus ojos-. Prométeme que si algo me pasa vas a cuidar de mi bebe como si fuera uno más de tus hijos. Sé que es una responsabilidad enorme y que no somos amigas -se limpió las lágrimas y trató de sonreír-. Pero no te lo pediría si...

-Está bien -interrumpí y me miró sorprendida.

-Tengo fé, en que todo saldrá perfecto y que podrás cuidar a tu bebe, pero si no es así, te juro que lo voy amar y cuidar igual que a los míos, en mi corazón no habrá diferencias entre los tres.

Un sollozo de alivio salió de sus labios y me dio un fuerte abrazo y yo le respondí. No me imaginaba lo difícil que debió ser tomar esa decisión y pedírmelo, era una mujer valiente y digna de admirar.

Luego de eso la conversación fue más relajada e hicimos cálculos y nuestros bebés tenían solamente unas tres o cuatro semanas de diferencia. El doctor ya me había comentado que mi embarazo sería más corto por ser múltiple, así que seguramente nacerian con pocos días de diferencia.

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De lo bueno, poco :P

¡Buenas tardes, Palumbit@s!

Señora PalumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora