Hermione ¿Greengrass?

24 ; ¿Un tiempo?

Se aparecieron en una playa. Harry llevaba en brazos a una agonizante Ginny.

El Niño que Vivió, se dejó caer en el suelo, con la chica en sus brazos. El derramaba algunas lágrimas que se perdían cayendo en el rostro de la pelirroja.

Mientras tanto, Ron miraba la escena con ojos llorosos, estaba triste de ver a su única hermana de aquella manera, pero sabía muy bien que sus acciones la habían hecho terminar así.

Dobby se golpeaba la cabeza contra la arena, se sentía culpable de lo sucedido a la novia de Potter.

Mientras tanto, Harry sacaba el cuchillo del vientre de la chica.

Ella soltó un quejido de dolor, pero aún así, sonrió con tristeza. Posteriormente, acarició la mejilla del azabache.

-No te vayas, Ginny... -decía él, recargando su frente en el frío rostro de la chica, mientras derramaba algunas lágrimas.

Ella le sonrió.

-Harry, prométeme algo. -le dijo ella con la voz quebrada.

Él la miró, dejando un beso en su frente.

-Lo que quieras. -aseguró.

-Prométeme que no buscarás vengarte de ellos, que no te convertirás en un asesino, por gusto. -dijo mientras lloraba.

-Pero yo no puedo dejar las cosas así, ellos tienen la culpa de esto. ¡Yo los mataré! -dijo él, con odio.

-No lo hagas. -pidió ella. -No quiero que termines como yo. -sollozó. -Yo busqué mi propia muerte, Harry. Sé que es tarde para arrepentirme, pero... No te dejes cegar por el odio, no te permitas hacer cosas de las que luego te arrepientas. -tomó su mano. -Prométeme que no harás ninguna locura.

El apretó su mano, y depositó un beso, en el dorso.

-Te lo prometo. -dijo él.

Ella le sonrió, y él acercó su rostro al de ella; ambos se dieron un suave beso, lleno de tristeza.

-Te amo. -dijo Ginevra Weasley en su último suspiro.

Potter le dió un beso en la frente, y después aferrándose al cuerpo inerte de la pelirroja que tanto había amado, sollozó con fuerza.

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La Mansión Malfoy se encontraba en completa tensión.

Habían pasado dos días desde el escape de Harry Potter y amigos, y el señor Tenebroso, desgraciadamente, se había enterado de aquello.

Ahora las familias que habían estado presentes el día que capturaron a Potter, estaban ahí. De pie, cada quien junto a sus hijos, en medio del gran salón.

Todos, tenían la mirada al frente. Pues si bien, aunque le temían a Voldemort, ellos antes que todo eran unos Slytherins orgullosos y jamás bajarían la mirada.

El Que No Debe Ser Nombrado, se paseaba frente a ellos, rechinando los dientes de la furia, y acariciando su varita, como si ésta fuese su posesión más preciada. Nagini le seguía, la intimidante y gigantesca serpiente atemorizaba a todos.

-Entonces... -comenzó a hablar con odio. -¿Cómo dicen que escapó Potter? -preguntó señalándolos con su varita.

Lucius orgullosamente pero con respeto le miró, dando un paso al frente.

-Mi señor... -reverenció. -Un despreciable elfo doméstico los ayudó.

Voldemort giró hacia Lucius y se acercó a él.