Hermione ¿Greengrass?

4 ; Una nueva persona.

Hermione P. O. V.

—¿Pasaste bien la noche, Hermione? —preguntó Scarlett mientras todos almorzábamos con tranquilidad.

—Sí, muchas gracias —respondí.

Era una imagen bastante rara. A pesar de haber llegado hacia apenas un día, ya todos me trataban como una más de la familia, y aunque lo fuera, me sentía extraña.

Hace unos días era una hija de muggles común, odiada por los sangre pura, y hoy... bueno.

—Quedarás preciosa, Hermione —dijo Daphne mientras me enviaba una sonrisa divertida.

—Supongo que debo confiar en ti... —murmuré.

—No tienes opción —se encogió de hombros con una sonrisa llena de satisfacción.

—Por cierto, Marie me envió una lechuza  —inquirió Scarlett—. Blaise vendrá a comer con nosotros esta tarde.

Las chicas sonrieron.

—¿Blaise Zabini? —pregunté, un poco nerviosa.

—Oh querida, disculpa. Así es. Marie es mi hermana, es la madre de Blaise, por lo tanto, es de la familia —arqueé una ceja sorprendida.

Blaise Zabini es mi primo. Qué bromista es el destino.

—Pansy también vendrá —inquirió Daphne—. Me escribió esta mañana.

Vaya recibimiento. Parkinson también me odiaba.

—Díganme... —los miré a todos con una sonrisa cínica—. ¿Malfoy y Nott también vienen, cierto?

Todos intercambiaron miradas incómodas, desde mi padre, que leía El Profeta, hasta Alex que mordisqueaba un pedazo de manzana de su tenedor.

Sin decir una palabra, me hundí en mi silla a pesar de las reprobatorias miradas de mi madre y hermanas, porque, según las reglas de comportamiento en la mesa y blah, blah, no debo hacerlo.

—Hablando de eso —mi padre levantó la vista de lo que suponía ser, una interesante nota de El Profeta—. Recuerden que no deben mencionar a nadie sobre Hermione. No aún.

—¿Pero qué pasará con Pansy, papá? Ella nos acompañará de compras.

¿Disculpen?

—Ella será solo una excepción, pero asegúrense de que no mencione de Hermione a nadie.

Al finalizar todos de comer me dirigí a buscar algo de ropa, Daphne había insistido en prestarme, pero yo le dije que quería un cambio completo, con ropa diferente, además que no quería arruinar el cambio radical. Por lo tanto, me vestí como suelo hacerlo.

Me coloqué una blusa rosa palo, bastante sosa, unos jeans negros y zapatos rosa. Mi cabello, un nido de aves, como siempre.  ¿Maquillaje? Dejemos el tema ahí.

Bajé de nuevo a encontrarme con mis hermanas, que me miraban negando con la mirada.

Ellas vestían realmente bien.

A los segundos se escuchó una voz que me hizo tensarme.

—Hola chicas —dijo Parkinson, con una sonrisa. Qué extraño.

—Hola Pansy —respondieron mis hermanas que la saludaron efusivamente.

Se percató de que yo estaba ahí, y me miró confundida.

—¿Qué hace la Granger aquí? —preguntó.

—Pansy, ¿recuerdas lo qué pasó con mi melliza? —preguntó Daphne.