Nuestro final inevitable

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prompt: Desenamorarse.

pov: Aristóteles, primera persona. 

Mini sinopsis: Aunque Aristóteles ha intentado postergarlo, su final inevitable junto a Temo está muy cerca.



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Hoy pensé en el día en que nos conocimos, pensé en sus ojos caramelo, esos que me atraparon apenas nos encontramos; pensé en su sonrisa, en esa maldita sonrisa, la misma que me hizo creer ciegamente que yo le pertenecía, que mi corazón lo seguiría a donde quiera que fuera ese precioso castaño de camisa negra y jeans ajustados.

Hoy pensé en nuestras primeras citas, pensé en los nervios que provocaron contracciones en mi estómago; pensé en nuestros dedos rozando, tímidos, buscando una excusa perfecta para sujetar nuestras manos; pensé en su voz, masculina, fuerte; pensé en su risa, bonita, contagiosa.

Hoy pensé en su cuerpo, la primera noche que pasamos juntos; pensé en su sensualidad, la atracción tan fuerte y desmedida que me incitaba a tenerlo, a hacerlo mío, a que él mismo me tomara; pensé en sus manos recorriendo mi cuerpo, recordé la destreza con la que me poseía; pensé en sus jadeos, su respiración entrecortada, nuestras voces mezcladas pidiendo más del otro; pensé en él y en mí abrazados, desnudos bajo las cobijas.

Hoy pensé en lo mucho que lo amaba, pensé en mi corazón latiendo acelerado al sentir su presencia, pensé en mi calma cuando me encontraba entre sus brazos; pensé en el calor que me brindaron sus manos, la seguridad y conforte que sentía cada que me aseguraba que todo iba a estar bien; pensé en mi nombre saliendo de su boca, lo mucho que me estremecía cada que me nombraba para decirme te amo. Yo lo amaba, lo amaba con mi alma, con mis huesos, con mi carne, con mi sangre. Le habría entregado mi vida si me la hubiese pedido, le habría dado todo de mí si así él lo hubiese querido. Juro por Dios que lo amé con toda mi alma y con todas mis fuerzas, juro que lo amé tanto que... el declive se sintió como una estocada directo en mi pecho.

No quise darme cuenta que nuestro matrimonio fue el inicio del fin. No quise porque me parecía estúpido, una locura. Me negaba a aceptar que existía algo en el mundo que podía contra nosotros. Me negaba a aceptar que todo estaba yendo mal cuando a Temo yo lo veía fresco, deslumbrante, como si estuviese viviendo los mejores años de su vida. No podía decirlo en voz alta, no podía quejarme, no podía hacer nada porque... porque me sentía mal de estar desdichado, me sentía mal agradecido de no sentirme pleno a su lado, de sentir que los días se me estaban yendo y que poco a poco, conforme pasaba el tiempo, mi vida se había estancado junto a un matrimonio al que me aferraba.

Y nada tenía que ver con él, todo era por mí y mi forma de verlo. Eran sus costumbres en la casa las que no coincidían con las mías y sus manías que cada vez me parecían más molestas. No podía oírlo quejarse de las noticias frente al monitor, ni verlo abriendo los empaques con ayuda de los dientes sin poner los ojos en blanco y fastidiarme. No manteníamos una conversación sólida sin que sus comentarios me parecieran burdos. Cada que le hacía una pregunta, él me respondía con otra y, siendo que antes lo encontraba adorable, entonces me parecía fastidioso. Todo en él comenzó a irritarme, de repente no encontraba absolutamente nada que tuviéramos en común. Las cosas en él que solían gustarme, comenzaron a diluirse en el agua bajo las lágrimas que soltaba en la bañera todos los días.

Nuestro lado más oscuro ; aristemo FFAWhere stories live. Discover now