Sed hiriente

586 51 60
                                    



prompt: Adicciones.

pov: Temo, primera persona.

Mini sinopsis: Cuauhtémoc se envuelve en una poco convencional y completamente incorrecta relación con su terapeuta.


━━━━━━━༺༻━━━━━━━



Odio estar en este lugar, es fastidioso vivir rodeado de tanta positividad de cartón y de todos estos intentos de persona; porque eso es lo que somos todos aquí, intentos.

Mi padre me dejó botado en este centro de rehabilitación para alcohólicos y drogadictos; sólo algunos están metidos en las drogas, el resto está repleto de alcohólicos, aunque claro, también estamos los que somos ambos.

Llevo encerrado alrededor de dos semanas en contra de mi voluntad. Visto mis mejores camisas, luzco mi nuevo corte de cabello y adorno mi aspecto con el peor de mis semblantes, que se caracteriza por mis profundas y oscurecidas ojeras. Sí, seguro soy todo un adonis. 

He permanecido limpio y sobrio, lo suficiente como para comenzar a sentirme en agonía. Esto es peor suplicio que vivir la vida misma. Sencillamente no estoy acostumbrado. No vivo mis días sobrio, es agotador y tedioso, prefiero pasarla adormecido entre el suave y también ardiente licor nublándome el juicio; incluso ahora mismo sólo puedo pensar en mí intoxicado de placer, perdiéndome en ese delicioso líquido mientras me raspa la garganta y obtengo mi liberación. 

Llevo cerca de una hora sentado en esta silla de la que, muy seguramente, mi trasero ya adoptó la forma. Tendré que estar aquí por un rato más para escuchar a Aristóteles hablar su mierda de todos los días. 

—Aprender a soltar nuestro pasado es tan difícil como aprender a soltar una botella. Si eso es lo que representa nuestro pasado, quizás sea la razón por la cual nos negamos a soltarla —le cuenta a todo el grupo, como si a alguien le interesara las estúpidas deducciones de un maldito ex alcohólico, ¡Oh! y se pone mejor, también ex adicto a la cocaína. Supongo que el resto finge que sí y asiente sólo porque es uno de los terapeutas. 

Para ser honestos, el terapeuta no está nada mal. Sí, sus platicas son por demás aburridas y estúpidas, pero tampoco soy tan hipócrita como para no admitir que me lo tiraría. Es un rizado sexy, a veces usa gafas hipters y se pone esos sacos con coderas que lo vuelven tremendamente irresistible. Me parece que tiene un doctorado, quizás me lleva unos cinco años, qué sé yo, ahora mismo ocupa sus días impartiendo terapias en esta clínica de lujo. Seguro que el maldito gana bien por tenernos aquí sentados escuchando su discursos de superación. 

Aristóteles me dijo en una ocasión que mi padre me trajo aquí porque se preocupa por mí. Me reí en su cara, no lo pude evitar. Él no tiene idea de quién es mi padre, no sabe que obviamente siempre le he importado un carajo y que me odia porque mi madre murió durante mi parto.

Mi padre es todo un caso, parece un hombre perfecto pero es sólo otro perdedor vestido de rico y exitoso. De hecho, está tan obsesionado en recuperar de alguna u otra forma a mi madre, que ya lleva más de dos matrimonios fallidos, ahora va por su tercer intento, seguro que va a arruinarlo, pero se ve obligado a tener una esposa a como dé lugar; la apariencia en mi seudofamilia es todo lo que importa. 

Mi padre, Francisco López, es dueño de una empresa muy importante en México y Latinoamérica. Puedes pensar que entonces soy un niño rico, pero en realidad, una definición más acertada sería: un pobre niño rico. Mis hermanos y yo vivimos bajo las reglas de su emporio y nos apegamos a la imagen de hijos perfectos; supongo que le funcionaba bien hasta que yo, Temo, la oveja negra de los López, decidió protagonizar un escándalo en un bar de mala muerte. Me tomaron fotos drogado y alcoholizado. Ese día sí que me fui a tope. La noticia se regó por toda la internet, mi padre fue la comidilla de sus allegados, seguro que se la pasó muy mal. Me alegra que así haya sido, sobre todo cuando era el aniversario luctuoso número veintiuno de mi madre —que al mismo tiempo es mi cumpleaños—, y todo lo que le importó fue asegurarse de salir bien librado del escándalo. 

Nuestro lado más oscuro ; aristemo FFAWhere stories live. Discover now