Nuestro lado más oscuro ; aristemo FFA

Roce

prompt: masturbación

pov: narrador omnisciente

fest: smut

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En medio de aquel campamento de la unión universitaria, frente a frente, se encontraron Cuauhtémoc López y Aristóteles Córcega, dos personas que, en pocas palabras, podrían considerarse enemigos, o simplemente, dos universitarios inmaduros que tenían una persona en común: Mateo Symanski o, también, el ex novio de ambos.

—¿Por qué se ensaña así la vida conmigo? —expresó Cuauhtémoc, apartando la vista de Aristóteles, a quien denominaba como: el rizado engreído de sonrisa falsa.

—Es tu karma —bromeó Yolo, mejor amiga de Temo y compañera de la carrera de Ciencias Políticas.

—¿En serio? —miró a la rubia con un auge de seriedad meciéndose en la desesperación—. Justo aquí, donde pretendía olvidarme de toda esa tragedia llamada Mateo, iba a venir a toparme a la persona por la que me botó, increíble.

—Ya supera, Temo. No dejes que te arruine esto.

—No, ya bastante dejé que me arruinara un semestre entero, compartiendo memes pendejos, dedicándomelos con sus descripciones de "¿No te recuerda a alguien?" y muchos equis de, ¡ah! Y los me divierte de Mateo comentando "Sí es".

—Como quiera, él terminó con Mateo hace un mes, así que... ahora también es el ex. Además Mateo y tú duraron un año entero, ellos apenas cuatro meses, para mí sería el equis más equis de la vida.

—Pues ese equis más equis de la vida se apareció, ¿Qué carajo hacen los de comunicaciones aquí? No se supone que esa facultad vendría.

—Ya ves cómo es la vida, todo pasa por algo.

Y quizás Yolo tenía razón.

Aunque antes de entender todos los porqué, habría que considerarse también la versión de Aristóteles.

—¿Viste? Te quiere coger —dijo Carlota, compañera de Ari y confidente de toda la vida.

—Cállate —expresó Aristóteles malhumorado, llevándose una mano a la frente y sobándola con dos dedos—. Sabía que estaría aquí, pero no que estaría en nuestra sección.

—A lo mejor y movió todo con tal de verte —bromeó de nuevo, tomando a Ari del brazo y caminando juntos hacia la zona donde los compañeros de su facultad estaban reunidos—. ¿No decía Mateo que Temo hacía ese tipo de cosas obsesivas? Ahora mismo debe estar hablando con Yolo de lo mucho que le cagas.

—Cierto o no, después de lo que pasé con él, pongo en duda todo lo decía —dijo Aristóteles, reflexivo—. Cuando nos conocimos y me habló de Temo, describía a alguien manipulador, que lo hacía sentir miserable y a quien ya no soportaba, pero... con el tiempo eso fue en lo que él se convirtió para mí... Y sinceramente, pensar en eso me hace sentir mal por todo lo que dije de Temo, casi por puro coraje, cuando quizás nunca le hizo daño a Mateo, sino que fue al revés.

—A lo mejor si hablas con él...

—¿Qué? No, olvídalo.

—Nada más acuérdate que la vida se abre paso sola. Y si tienen que hablarse y confrontarlo, pasará, así los dos se resistan.