Capítulo 29 "Sentimientos"

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Regresé con cierta lentitud a casa, mamá y papá me dejaron entrar primero sin embargo, estaba tan distraída que no percibía nada de lo que ocurría a mí alrededor. Mi corazón aún se encontraba acelerado por la sensación que Komaeda provocó en todo mi cuerpo como un choque eléctrico; su susurro, su aroma, su calor, de alguna forma, mis instintos querían hacer toda aquella lista sensaciones propios y repetirlos hasta llenar un espacio vacío que se había formado de la nada en mi interior.

—Será mejor que duermas temprano hoy, aprovecha que tienes en hiatus tu manga y descansa —escuché la voz de mamá hablándome desde el inicio de las escaleras.

Giré mi cabeza y le observé desde la mitad de mi trayecto para subir al segundo piso.

No me sonreía en aquel instante pero, parecía que lo haría en cualquier momento.

Mi cabeza, como si me jugara en mi contra, hizo una retrospectiva de todos los hechos, al recordarlos, simplemente no podía quedarme tranquila, tenía demasiadas emociones en un solo momento y lugar.

¿Cómo debería reaccionar? ¿Sentía yo alegría? ¿Tristeza? O acaso era ¿Enojo?

No me comprendía, cuando vi a mi padre acercase a mi madre, mi corazón dio un salto que le apretó en mi pecho.

A ellos también les anhelaba, no comprendía mi posición... ¿Por qué no podía llegar a casa y abrazarles? ¿Por qué no podía contarles mí día a día? ¿Por qué... No podía decir cómo me sentía ahora? ¿Ellos sabrían darme algún consejo sobre las razones de mis latidos frente a Nagito?

Asentí débilmente ignorando todas las preguntas que cayeron sobre mi mente, sonreí titubeante y me armé de valor de decir unas simples palabras que hace tanto no les pronunciaba a ellos.

—Buenas noches... mamá, papá...gracias.

Caminé a paso rápido a mi cuarto y cerré la puerta con cuidado. Mi cuerpo se deslizó por la puerta hasta caer sentado, mis rodillas se colocaron con el fin de que pudiera abrazarlas y sumergí mi cabeza dentro de aquel hueco.

Les escuché murmurar en el primer piso, no sabía dónde estaban porque aún no me acostumbraba a la nueva casa pero, por alguna razón, mi corazón supo que lo que decían no era nada malo, me llené de cierta tranquilidad porque no tenía que preocuparme de algo negativo y cuando, al fin el silencio se hizo en toda la casa, comencé a llorar.

No odiaba a mis padres, pese a que pareciera que era hostil con el tema y con ellos, la realidad era que solo estaba frustrada por no poder hacer algo al respecto para que estuvieran conmigo.

«Qué dolor...» pensaba para mí.

Limpié mis lágrimas y me dirigí tímida a la ventana, me asomé y pude ver que ya no se veía un callejón como en la anterior casa, a su diferencia, podía visualizar el pateo del vecino; tenía un pequeño vehículo donde, la luz de la casa alumbraba su jardín, al cual recién le habían plantado diferentes flores o por lo menos, eso decía su pequeña y débil apariencia.

Mi mente recordó por un momento cuando Komaeda me observó desde debajo de la ventana en medio de una ligera lluvia, en su momento pensé que podría ser alguien sospechoso pero, en realidad, había estado ahí vigilando los movimientos de quien me haría posteriormente daño.

«Komaeda...» Su nombre pasó por mi cabeza.

De solo mencionarle aunque fueran en mis pensamientos, mis pesares se iban y me daban cierta fortaleza.

Quizás Nagito fuera necio en seguir diciendo que él no podía generarle esperanza a las personas pero, para mí... Él creaba una sensación que podía llamarla con ese nombre. Incluso tal vez...

Danganronpa 3 "La oscuridad de la desesperación" Nagito x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora