Capítulo 11

614 69 96
                                    

Su celular seguía sin recibir ningún mensaje de parte de Horacio.

Le habían dado de alta hacía unos dos, tres días. Los informes médicos indicaban que no había sufrido daños graves y que la pierna herida sanaría rápido, pero que unas muletas le vendrían bien para hacer el dolor más llevadero.

Ahora, el de cresta se encontraba en el departamento que compartía con Gustabo, y al parecer, había tomado unos días de descanso de las misiones para poder regresar después de que su pierna no le presentara ningún inconveniente.

Volkov, claro, sabía todo eso por fuentes externas, si es que se le podía llamar fuentes externas a Conway.

En todo ese tiempo, Viktor no había querido mandar un mensaje, se le hacía un tema un poco difícil de tratar por texto, prefería hacerlo por persona.

Era por eso que, desde que se había enterado que Horacio había sido dado de alta, manejaba cada día por la florería de éste, incluso en días que no tenía sus cursos programados, sólo para encontrar un cartel pegado en la puerta de cristal que enunciaba: "Cerrado hasta nuevo aviso por motivos personales".

Mentiría si dijera que no le importaba ese tema, y es que no sabía por qué, pero quería disculparse con Horacio por no haberse comunicado con él para, por lo menos, decirle que se alegraba de que todo estuviera bien.

-¡Volkov!

El llamado desde la oficina del superintendente hizo que el aludido dejara de lidiar con la escandalosa Paqui, quien se había ido a quejar porque creía injusto que le retiraran su arma después de haber pagado los meses entre rejas, consecuencia de su fallido atraco a un badulaque.

Al comisario se le estaba agotando la paciencia, y más con los gritos que la anciana daba, por lo que agradeció internamente que Conway le hubiese hablado.

Antes de retirarse de la habitación, alcanzó a ver a un alumno que salía de los vestidores, listo para empezar su turno.

-Agente Yuu, ¿verdad? - el joven asintió, poniéndose en posición de saludo. - Bien, pues aquí su primer orden del día, encárguese de ella.

El chico tragó saliva al ver a quién señalaba el comisario. La Paqui, por su lado, ya estaba observándolo con unos ojos coquetos.

-Uy pero si pareces modelo, chiquillo, ¿qué tal si nos arreglamos tú y yo, eh? - pronunció la vieja, con su característico acento, mientras parpadeaba rápidamente en un intento (fallido) de seducirlo.

Volkov casi pudo escuchar el grito de ayuda silencioso que le dió el alumno, pero con una sola mirada le dió a entender que ahora era su trabajo.

Haber soportado tanta mierda por tantos años tenía sus ventajas.

-¿Qué pasa, Conway? - dijo el ruso, al mismo tiempo en el que entraba y cerraba la puerta de la oficina del superintendente.

-¿Cuáles son tus planes de hoy?

-No tenía pensado nada, para serle sincero. Acabar mi turno e irme a casa. - contestó, un poco confundido ante la pregunta.

-Entonces puedes ir a ver cómo está Horacio, ¿no crees? - Dijo, mientras rebuscaba entre las carpetas de su escritorio.

-¿Cómo? ¿Ya se encuentra mejor?

El sutil temblor en la voz del ruso, que sólo Conway notaba debido a todos los años junto a él, hizo que subiera la mirada de lo que estaba haciendo, para verlo cara a cara.

-Desde que lo dieron de alta se encuentra bien, pero hoy me mandó un mensaje, al parecer ya puede caminar sin muletas y quiere reincorporarse a la infiltración lo antes posible. Aunque creía que eso lo sabrías tú, el crestitas a veces me cuenta que te mensajeas con él.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 10, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Lirios de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora