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EL DESTINO NO IMPORTA.
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|Omegaverse|
En un mundo donde los destinados era de lo más importante y significativo para la sociedad, muchos sólo estaban con su alma gemela.
Pero había otros que incluso jamás lo conocían.
Fushiguro Megumi, un alfa e Itadori Yuuji, un Omega, eran amigos después incluso antes de presentarse a su debida casta.
Muchos pensaban que ellos eran destinados, se conocían desde pequeños, siempre fueron unidos y al ser alfa y omega les daba la clara referencia de que eran almas gemelas.
Pero la realidad no era así.
Ambos se amaban, no lo dudaban, pero no eran destinados. Megumi siempre le había dicho que no importaba aquello, que seguirían juntos.
Pero Yuuji tenía miedo de que algún día el azabache encontrara a su otra mitad y lo dejase, y lo misma para él, tenía miedo de que por lo mismo de no ser destinados se alejen del otro.
Es cierto que el amor no te avisa de quien te vas a enamorar, tampoco puedes escogerlo, solamente pasa y eso te condena en las mayores ocasiones.
Ambos estaban condenados a amarse, sin embargo a luna había escogido que ellos no tenían porque haberse enamorado.
— Yuuji. — habló el azabache obteniendo la atención del nombrado. — ¿Qué sucede? ¿Estas bien? — el pelirrosa negó con sus ojos llorosos.
Ambos se encontraban en la habitación de Itadori, pasando la tarde al lado del otro como solían hacerlo.
— Yo... tengo miedo Megumi.
— ¿Por qué no somos destinados? — el contrario asintió. — Te dije que eso no importa.
— Pero la luna no lo quiso así, no quiso que nosotros fuéramos almas gemelas y no entiendo por qué, ambos nos amamos demasiado ¿no es así? — Fushiguro asintió para acariciar la mejilla del omega. — Yo quiero estar contigo, claro que quiero, pero tengo miedo si conocemos a quienes en verdad estamos destinados nos alejemos. No quiero dejar de amarte.
— Yuuji, mírame ¿Sí? — ambos hicieron contacto visual, el azabache le dolía ver a su amado romperse en lágrimas por lo mismo, no quería hacerle sufrir. — No importa lo que la luna escogió para nosotros, nos amamos, nos enamoramos sin la necesidad de tener un lazo que nos una como destinados. Y yo quiero luchar para demostrarte que estaremos juntos.
