Bodas, Cachorros Y Mucho Paw Patrol

Arreglando Un Pequeño Tropiezo Accidental

Mientras tanto, Marshall se encontraba llorando muy triste dentro de su casita después de lo que había pasado.

Marshall: *Llorando* Fue mi culpa lo que pasó, soy muy torpe, siempre lo he sido, jamás dejaré de ser torpe, jamás

Ryder y Katie: *Escuchan al pequeño dálmata llorando dentro de su casita y se acercan a él* Pequeño, ¿Estás bien?

Marshall: *Se asusta al ver a los jóvenes y se aleja rápidamente* Adivinaré, me van a castigar por lo que hice, ¿Verdad?

Ryder: *Se acerca lentamente al pequeño dálmata* No, mi pequeño, no te vamos a castigar por lo que hiciste

Katie: Ryder tiene mucha razón, pequeño, no te vamos a castigar porque sabemos que lo que pasó fue solo un accidente

Marshall: *Se acerca lentamente a ambos jóvenes* ¿De verdad? ¿No me van a castigar por marchar las invitaciones?

Ryder: No, mi pequeño, no haremos eso, las abuelas nos contaron lo que pasó y sabemos que fue un accidente

Katie: Además, las invitaciones se pueden recuperar, mi pequeño, solo necesitamos pedirlas, llenarlas y entregarlas

Marshall: Y cuando eso pase, yo ya no voy a estar cerca para no arruinar las invitaciones otra vez, lo prometo

Ryder: No tienes que prometer eso, mi pequeño, lo único que tienes que hacer es tener mucho cuidado

Katie: Y así evitaremos que vuelva a pasar lo de las otras invitaciones, jeje *sonríe muy feliz y lo acaricia suavemente* Jeje

Marshall: Muchas gracias por decir eso, papis, jeje *sonríe muy feliz mientras los abraza muy fuerte y muy feliz*

Ryder y Katie: De nada, pequeño, jeje *sonriendo muy felices mientras lo cargan y lo abrazan muy fuerte y muy felices*

Después de un cálido abrazo, Ryder, Katie y Marshall entran al cuartel en donde las mamás de Ryder y Katie les dicen que ya han pedido las nuevas invitaciones para poder llenarlas y entregarlas.

Las mamás de Ryder y Katie perdonan al pequeño dálmata por el pequeño accidente que tuvo y saben que a veces los accidentes pueden pasar.

Mientras esperan que lleguen el resto de las invitaciones, Marshall ayuda a sus abuelas a seguir haciendo las decoraciones para la fiesta.

El pequeño dálmata sabe que a pesar de sus torpezas, es de gran ayuda y él siempre lo será.