DOG DAYS |Taekook|

Normal

Al tercer día en prisión, Jungkook se sentía mucho más en confianza que cuando llegó, sentía que había aprendido muchas cosas, y sin contar el ataque de Yoongi, al omega no le había pasado ningún otro incidente.
Aunque todavía se alejaba mucho de los alfa e incluso de algunos betas que convivían con ellos. Confiaba en Hoseok y su pareja beta, Jimin. Y si confiaba en esos dos y ellos eran amigos de su futuro compañero de celda, no tendría de que preocuparse, ¿no? No podía ser malo aunque fuese un alfa.

El desayuno transcurrió sin percances al igual que su jornada laboral, donde se divirtió platicando con el pelirrojo, hablando de cosas normales y dándose cuenta que las personas en esa cárcel eran personas como el, que estaban ahí pero sin necesidad de haber matado a alguien.

Aún así no se sentía orgulloso y seguía sintiéndose repulsivo por lo que había hecho, llevándose una mano al cuello cada vez que se acordaba. En el mismo lugar donde él le había dejado una marca al omega cuando era más joven.

Regresó a su celda después de que Jimin le dijera que el terminaría de doblar las sábanas antes de irse a comer. Jungkook aprovecho ese tiempo libre para ir a su celda antes de la comida y tal vez comenzar a escribirle una carta a su mamá.

Pero conforme se acercaba a la celda, comenzaba a percibir un olor extraño. El olor de un alfa. Sus sentidos de alerta se dispararon, pero sabía que no era Yoongi nuevamente. Y esto lo confirmó cuando asomo su cabeza y observo a un alfa pelinegro dormido en la litera superior.

Se miraba tan pacifico descansando. En su cuerpo había aun algunos moretes ya borrandose pero delatados por su blanquecina piel. ¿Sería esa la razón por la que estubo en confinamiento solitario? ¿Por pelearse? No se animaría nunca a preguntarle.

Apenas dio un paso dentro de la habitación, cuando el alfa pelinegro despertó alerta, brincando al piso desde la litera superior, y tomándole del cuello de su uniforme.