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Sistema híbrido.
La alternativa de combinar tanto clases virtuales cómo en línea para evitar más contagios de los que hay. Sin embargo... son un montón de adolescentes que no se han visto por dos años, una sana distancia no se verá, mucho en los pasillos.
Un grupo se divide en dos, una parte presencial y la otra virtual. Logrando crear otro sistema de clases aún más complicadas para los alumnos.
Podría ser una solución muy buena, si tan sólo no dejarán morir a la parte virtual en su casa.
Pero por qué digo eso, fácil, la escuela por una falla se quedó sin internet haciendo que los alumnos del bloque virtual se queden en blanco. Podrían comprar otro como repuesto, pero en dos años el presupuesto de vió corto respecto a todo sentido, sin alumnos que estafar en cafetería o otros aspectos los recursos más firmes desaparecieron.
Ahora mismo se encontraban en exámenes finales, un problema ya que la mitad de las clases no estaban y la otra apenas y les enseñaron la mitad de lo que viene en el examen.
—Hola líder, que bueno que los tocara en el mismo bloque ¿No es así? —atrapó el cuello del más abajo acercándose a su cuerpo. Si no fuera por el cubrebocas que les son obligados a tener (no por mucho tiempo), se mostraría su enorme sonrisa de ver un rostro conocido por ahí—. Es una lástima que Trey no le tocó este bloque, me habría encantado volver a probar sus tartas.
—Ace, mantén tu sana distancia —alejo el cuerpo contrario molestó. Abriendo su mochila sacó un spray lleno de desinfectante el cual se esparció en el cuerpo después de alejarse del más alto—. Por personas como tú, la pandemia sigue.
—No sea así líder, aunque no lo crea extrañaba el contacto con ustedes y más el suyo —comentó juguetón guiñandole el ojo al más bajo, recibiendo un bastonazo de su parte—. ¡Oye! El bastón no está tan limpio como para golpearme con el, puede contagiarme.
—Si la única alternativa de no verte sea que te enfermes, la aceptaría. Sin embargo, tampoco deseó que te suceda algo grave.
—Líder... -se apartó colocando su palma encima de su boca—. ¡Yo sabía que si me tiene aprecio! —abrazo con fuerza el cuerpo del pelirrojo con pequeñas lágrimas en sus ojos.
Este chico si que extrañaba el contacto humano.
Unos cuantos golpes más fueron suficientes para que Ace entendiera que Riddle aún no aceptaba el amor después de dos largos años de pandemia, aunque posiblemente si esperará un tiempo, puede que este mismo lo busqué para ese contacto humano que a todos nos hace falta.
