Capitulo 10

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Edward Terfassi.

Llegué a la cafetería y entré directamente al mostrador para ordenar algo, después de mucho tiempo viniendo y ordenando lo mismo me hice un buen conocido del chico que siempre recibe y entrega mi orden.

Él ya me conoce y realmente ya no existe la necesidad de ordenar ya que siempre es lo mismo, simplemente lo hago por mera costumbre o capricho la mayoría de las veces, pero en esta ocasión mi orden tiene algo un poco diferente a como normalmente la pido.

—Un americano para llevar, por favor.

Recientemente me había estado sintiendo feliz, muy feliz a decir verdad. Me sentía tranquilo, relajado y no me preocupaban en lo más mínimo los exámenes que iniciarían esta semana. Era extraño para mí no tener rastros de emociones o sentimientos negativos en un largo periodo de tiempo sin necesidad de tomar algo que me ayudara a relajarme.

Normalmente el café era suficiente para mantenerme tranquilo pero meses atrás no tuve opción más que recurrir a algo más fuerte.

Ya no importaba, eso es pasado.

—Tu café, Edward.

—Gracias, Gaspare.

Tomo el café entre mis manos y me dispongo a salir pero la voz del chico me interrumpe.

— ¿Solo llevarás uno? — Cuestiona al mismo tiempo que limpia el mostrador —siempre que vienes te llevas dos Americanos, o un americano y un capuchino.

—Hoy no me apetece llevar un segundo café.

— ¿Será que no irás a ver a Dharani hoy? —esta vez habló el mesero, Oliver.

También me conoce.

También conoce muy bien a Dharani.

—No lo creo —respondo.

— ¿Quién es Dharani? —pregunta Gaspare.

—Es la chica rubia que venía muy seguido hace unos meses, me pregunto ¿Por qué habrá dejado de venir? —el muchacho guiña el ojo y no despega su mirada de mí.

Trato de ignorarlo y poner una expresión neutral para que crea que no me importa lo que dice, pero al final una pequeña sonrisa se escapa inevitablemente de mis labios.

— ¿Qué te hace pensar que el segundo café es para Dharani? —intento saber.

—Por favor Edward, Dharani era de las clientas más recurrentes que teníamos y, casualmente desde que ella dejó de venir tú comenzaste a comprar café para llevar, cosa que no hacías antes. Además, que casualidad que siempre llevas dos cafés.

— ¿No tienes mesas que ir a atender? — digo en un intento de librarme de él.

—No —responde con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

—Bueno, entonces me voy.

Antes de que alguno de los dos intente decir algo, salgo rápidamente del lugar para dirigirme a mi auto.

Me detengo a unos dos metros antes de llegar y le doy un pequeño sorbo a mi bebida, de inmediato siento como el líquido resbala por mi garganta y trato de disfrutar esa sensación. Pero la ventanilla del copiloto baja dejando ver un par de ojos azules que me apuñalan con la mirada.

—Te tardaste.

Por su tono de voz y la mirada que me está lanzando es fácil para mi darme cuenta de que no está muy contenta.

Intento decir algo para justificarme pero apenas abro la boca soy interrumpido.

—Entra y vámonos —dice tajante.

Granos de CaféWhere stories live. Discover now