Capitulo 22

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Edward Terfassi.

Supongo que gran parte de la vida se trata de tomar decisiones importantes, todas esas decisiones llevan las cosas a determinado momento, la vida se compone de momentos, así que entonces la vida se trata de tomar decisiones, pero ¿Cómo saber si se está tomando la decisión correcta? Tal vez es una especie de salto de fe, aunque prefiero que las cosas estén aseguradas. Lástima que eso no se puede.

No estoy seguro de si las decisiones que he tomado a lo largo de mi vida han sido las correctas, pero supongo que nadie puede estar seguro de ese tipo de cosas, la situación y el contexto son los que nos llevan a tomar las decisiones, y yo he tratado de tomar mis decisiones con la cabeza, aunque creo que en ocasiones lo hice sin pensar mucho en las consecuencias.

Estoy recostado en mi cama mientras veo como Dharani pinta un cuadro frente a la pequeña ventana de la sala de estar. Sus manos se mueven delicadamente y parece que cada movimiento está perfectamente planeado, cada trazo que realiza con los pinceles lo realiza de manera que, aunque no pueda verlo, imagino cómo se estará viendo: la forma, el color y el propósito. Todo lo que hace Dharani es con un propósito.

Desvío mi mirada y la dirijo al cuadro colgado frente a mi cabecera, es el cuadro que pinté para ella, para la dueña de mi mente y mi corazón. Ella se mudó hace unos días y cada momento a su lado ha sido hermoso.

No tuve oportunidad de hablar con su padre e informarle que Dharani viviría conmigo, bueno realmente no he tenido la oportunidad de hablar con él sobre absolutamente nada, ni siquiera estoy seguro de si los padres de Dharani tienen conocimiento de mi relación con ella. Es frustrante pero ella no habla sobre el tema y cada que intento preguntar o hablar sobre eso ella se desvía por completo.

Quiero tener la menor cantidad de problemas con ella, no soportaría que discutiéramos y precisamente por eso no planeo seguir insistiendo.

Dharani va entrando por la puerta de la habitación mientras termina de limpiar las manchas de pintura que quedaron en sus dedos. Con un pequeño puchero le hago saber que quiero que se recueste a mi lado, ella sonríe y me hace caso.

Acurruca su cuerpo con el mío y yo la rodeo con mis brazos, consigo que su cabeza quede justo debajo de mi nariz así que aprovecho para oler su hermoso cabello rubio. El olor del óleo es bastante fuerte y ese olor se ha impregnado un poco en su cabello pero no me importa.

No planeo moverme en un buen rato, la posición en la que Dharani y yo nos encontramos es tan cómoda que fácilmente podría quedarme dormido durante horas. Poco a poco mis ojos se van cerrando y solo percibo el olor del cabello de mi novia. Todo está tan tranquilo.

—Edward —me llama Dharani.

—Mmm.

—No te presentaré a mis padres.

Desconcertado separo mi cuerpo del de ella de modo que pueda ver su rostro sin tener que ponerme de pie, Dharani tiene los ojos abiertos y está apretando sus labios, sabe perfectamente que sus palabras no son de mi agrado.

— ¿Por qué no?

Solo necesito que me dé una razón lo suficientemente buena para que no le siga cuestionando las cosas y haga el intento de comprender su postura, pero honestamente dudo que exista esa única razón que pido.

—No es necesario.

Esto tiene que ser una broma.

Ahora me pongo de pie, no me importa que mis pies estén en contacto con el piso frío. Dharani se sienta sobre la cama y me mira desde abajo. El que me pusiera de pie no quiere decir que me siento superior o que quiero generarle miedo a ella, simplemente es algo que hice como reacción natural a mi enfado.

Granos de CaféWhere stories live. Discover now