Capitulo I

1.6K 136 62
                                    

Sola, confundida y asustada; Esas eran las palabras que me definían en ese momento.

Me encontraba caminando por la ciudad, era de noche y pequeñas gotas de agua comenzaban a caer del cielo indicando que acabaría en una gran tormenta, no sabía a dónde ir o con quien, pues en mi antiguo hogar ya no era bien recibida y me negaba rotundamente a amarrar a alguien más a esta vergonzosa situación.

Mientras caminaba por las desoladas calles de la ciudad mi cabeza solo me hacía recordar pequeños fragmentos de lo que había sucedido, todo terminando con mi persona saliendo de mi hogar con una notable tristeza combinada con vergüenza y el horror de mi propio ser, salí de aquel lugar que conocí como mi hogar evitando voltear para así evitar la notoria decepción de mi gente y además para evitar que ellos me viesen en ese estado: débil, vulnerable y avergonzoso.

No sé cuánto tiempo estuve viajando sin rumbo, pero al considerar que estaba lo suficientemente lejos trate de empezar a establecerme en mi nueva vida, lo cual por un tiempo me iría bastante bien, llegando a conseguir un trabajo estable y un lugar al cual llamarle hogar, y así fue durante cuatro años, pero poco a poco todo esto sería siendo devastado por azares del destino.

Finalmente quedé a merced de las calles nuevamente, no sabía que hacer y mi desesperación fue tanta que durante un tiempo consideré el suicidio como la única salida que tenía.

Para calmar mis pensamientos y recuperar la cordura con la cuál había llegado hasta este punto me dirigí en una caminata nocturna. De cualquier manera tampoco tenía nada más que hacer. El caminar me relajaba y poco a poco mi mente se despejaba haciéndome ver todo con claridad otra vez, de repente un amargo recuerdo apareció en mi mente perturbando mis pensamientos nuevamente: yo huyendo de casa y terminando en la calle por días, esto fue suficiente para que entrara en pánico otra vez, pues aquellos recuerdos de lo difícil que fue sobrevivir durante ese tiempo me abrumaba muy rápido y pensar que ese momento se repetiría otra vez lo era aún más.

Poco a poco empecé a acelerar mi paso terminando por correr hacia un basto bosque que estaba a las orillas de la ciudad, corría sin rumbo hacia el bosque secando a cada paso las lágrimas que caían de mi rostro con mis manos, esto hizo que tropezará haciéndome caer en dirección a la tierra. En el suelo me dedique a romper en llanto, no sabía que hacer para arreglar todo y por fin ese dolor había salido de mi en forma de llanto, pues aún en esos momentos donde corría por mi vida y trabajaba solo para una sola comida nunca llore, pero está vez el dolor pudo más haciendo que terminara en un llanto casi incesante.

Poco a poco mi llanto fue disminuyendo, dejándome ver a lo lejos una luz brillosa color celeste entre los árboles, con curiosidad me levanté y me dirigí hacía aquella luz topándome con el más hermoso paisaje nocturno de la vida, pues al terminar los árboles un gran risco que dejaba ver al océano siendo iluminado por la luz de la luna era visible para deleitar a cualquiera que visitase el lugar a la hora indicada del anochecer, aquella vista era tan majestuosa que no podía dejar de verlo.

Después de un rato contemplando el hermoso paisaje decidí sentarme cerca de la orilla y empece a platicarle mi historia y todas mis angustias a la luna.

- no se que hacer... Intente todo en esta vida y tanto tú cómo Dios son testigos de eso, así que tú cómo mi primer testigo en aquel obscuro y deprimente momento... ¿Que es lo que debo hacer?-

Le decía mientras en mi mente pensaba lo tonta que me veía al hablar con un satélite natural a kilómetros de distancia del planeta.

- ... Es una tontería...-

dije con un corto suspiro al final.

Me recosté en el suave pasto para poner mis pensamientos en orden, pero solo recuerdos muy lejanos de mi antigua vida se hacían presentes, entre ellos un recuerdo loco sobre deseos a la luna, pues en mi ciudad acostumbrábamos a pedirle un deseo a la luna, deseos que podían ser cumplidos tarde o temprano, pero que siempre se terminarían cumpliendo siempre y cuando eso fuera lo que tú corazón más quisiese, pues de otra forma solo traería desgracia a ti y a tu destino.

Al recordar esa costumbre reí en voz baja y nuevamente le dije a la luna.

- ¿que pedí para acabar así? ¿Acaso se puede remediar de alguna manera?-

Obviamente sin recibir ninguna respuesta me quedé pensando, me puse de pie y dije sinceramente.

- Ya se que es lo que mi corazón desea... Quiero que todo se solucione de una buena manera, volver en paz con los que amo y tener una forma de solucionarlo-

Decía firme con el puño en mi corazón como si fuera un noble caballero que entregaba su vida y alma a la reina por protegerla.

- Juro hacer y cumplir cada reto que me pongas en frente con tal de que mi final feliz pase-

Dije finalmente para dirigir una mirada con esperanza a la luna, después de unos segundos en esa posición solté un largo suspiro desviando la mirada y dirigiéndola hacía el bosque para adentrarme en este y seguir mi camino, con la cabeza baja y mis manos en los bolsillos me dispuse a salir del bosque.

- Pero que curiosa historia con la que cuentas-

Dijo alguien a mis espaldas, rápidamente voltee para saber quién había dicho esas palabras pero no había nadie, desconfiada empeze a caminar camino al risco, saliendo de los árboles me dedique a mirar a todos lados para ver si con la luz de la luna veía a alguien, pero nada.

Me quedé en completo silencio por unos minutos y la voz volvió a hablar.

- ¿Que paso? Ya no hablas...-

Dijo una voz profunda y grave, detrás de mi una silueta paso a gran velocidad tapando por algunos segundos la agradable luz de la luna haciendo que volteara en dirección al risco, solo se encontraba la distante luna.

- Pero que... ¿Quien eres?-

Dije volteando a todas partes sin recibir respuesta alguna.

- ¿eres... La luna?-

Volví a preguntar, está vez arrepintiéndome de aquella pregunta, pues una vez dicha me di cuenta que lo que había preguntado era una estupidez, pero está insípida pregunta hizo que aquel hombre hablara de nuevo.

- claro que no, ¿acaso tengo voz de llamarme luna?-

Empezó a bufar de aquella tonta pregunta, por mi parte me dedique a seguir el sonido y así poder dar con el lugar de donde provenía.

- Pues que te digo... Tiempos nuevos, nuevas reglas... Así que no se, no quiero asumir nada antes de tiempo-

Respondí para tratar de seguir la plática.

- Ya veo que quieres lograr-

Este al darse cuenta de lo que hacía decidió saltar del lugar donde se encontraba para quedar justo detrás de mi y tocar mi hombro.

- ¿Así de cerca estoy bien?-

Con inseguridad me voltee y pude disipar a un ser un poco más alto que yo con un ojo profundamente brillante de color aqua el cual brillaba con el mismo brillo que el de una naciente supernova en el extenso e interminable espacio, su apariencia era opacada por la luz incesante de la luna y lo poco que se podía ver gracias a su ojo era a un ser con una extensa sonrisa y algunas gotas que caían de su rostro ligeramente redondo.

El ser que esperaba una respuesta de parte de mi persona al ver que no la recibía volvió a preguntar está vez con un tono más alto, tono que enseguida me saco de mis pensamientos.

- S... Si... supongo...-

Dije tragando saliva mientras retrocedía poco a poco, el ser solo rio un poco acercándose a cada paso que yo daba hacía atrás para terminar tropezándome nuevamente haciendo que cayera al suelo está vez dejándome inconconsciente al impactar contra el suelo, dejando como último recuerdo aquel ser con su sonrisa gigantesca y su ojo tan resplandeciente.

A Sus Órdenes, Mi Señor [Nightmare Sans x Tu]Where stories live. Discover now