EPÍLOGO

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Los viajes por red flu y las apariciones ya no causaban ningún efecto en Hermione, signo de su total recuperación.

Y a pesar de ello Draco se encontraba un poco preocupado pues el traslador era diferente y no sabía cómo reaccionaría a él, pero aun así no se lo había dicho a la castaña para no ponerla sobre aviso.

Un par de guardias les habían hecho pasar en tono molesto por tener que hacer algo de provecho a esas horas de la madrugada, pero ninguno de los dos le dio importancia.

Les habían comunicado que hacía surgido un imprevisto en uno de los gobiernos del mundo mágico, por lo tanto el Lord se encontraba ausente pero pidió explícitamente que esperaran su regreso.

Al principio Hermione simplemente trataba de esconder su ansiedad preguntando a Draco de la manera más seria que podía cuál sería su destino para viaje de bodas, recibiendo cortas y evasivas respuestas.

Después se sentó observando con detalle toda la oficina evitando por sobre todas las cosas ver el cuadro que reposaba sobre la silla principal, pues la cabeza de su amigo se exhibía cual trofeo de animal.

Ya después de un buen rato y de haber leído casi un libro completo (según las observaciones de Draco) se dedicó a estar dando de vueltas en la oficina del Lord, retorciendo sus dedos, inhalando y exhalando aire continuamente.

-Quisieras tranquilizarte...

-Y sí – se detiene a media oración viéndole con miedo –

-No pasa nada, los problemas políticos se deben arreglar y eso, lamento decirlo querida, es más importante que nuestro viaje de luna de miel

-Pero tú eres Draco Malfoy – se burla ladeando una sonrisa – puedes hacer lo que quieras – entrecierra los ojos – a menos... qué se necesite un permiso especial por el lugar al que nos dirigimos

-Deja de pensar que terminarás arruinando una sorpresa

Haciéndole una chistosa mueca al fruncir el ceño y los labios al mismo tiempo se dio la media vuelta acercándose al estante donde había algunos libros, pasaba los dedos sobre ellos admirándolos cuando su espalda se tensó.

Draco volteó a la puerta de dónde se escucharon voces cercanas, el picaporte giró y escuchó el suspiro que escapó nuevamente de los labios de la castaña.

-Lamento haberlos tenido esperando señores Malfoy – dijo viendo de manera recelosa a Hermione – ¿Husmeando en mi oficina querida?

-Oh no mi Lord lo lamento – deja el libro en su lugar llevando sus manos tras su espalda haciendo una inclinación – quería satisfacer mi curiosidad sobre los libros que había en su estante

-Me temo decirte que son decorativos meramente – le pide con las manos se ponga delante de él – los que verdaderamente aprecio no se encuentran aquí – la castaña asiente colocándose a una distancia prudente de Draco – bien mi querida pareja, es momento de que viajen a ese lugar – se le queda mirando al rubio – ¿Estás seguro de lo que me pediste?

-Creo que es lugar adecuado en donde ella se merece pasar el tiempo – hace una mueca de desagrado casi escupiendo las palabras –

-Pero no creo que sea mucho de tu agrado

-No lo es – niega – pero prefiero no estar exhibiéndome con ésta...

-No, no, no – interviene el Lord – recuerda que es tu esposa ahora y la deberás tratar como tal Draco

-Con mi señora – farfulla –

-Bien hecho – asiente – pues si no hay manera de persuadirte – el rubio niega – ¡De acuerdo! – se levanta y saca de la caja un viejo objeto – el traslador ya está listo, sólo permíteme hacerte una observación

-La que guste mi señor

Sin previo aviso sacó la varita lanzando el maleficio torturador sobre el rubio, quien cayó al instante al suelo, haciendo que la castaña saltara un paso hacia un lado enterrando las uñas en su palma para no abalanzarse sobre él.

-Si es necesario, revuelve amortentia en tú licor – se agacha tomándole del mentón – porque debo decir que la señorita a tú lado tiene más dotes histriónicos que tú, ya que al menos no sale a flote la repulsión que sé que siente por ti

-¡Es que mi Lord! – trató de refrutar al ponerse de pie – s...

-¡Es que nada Draco Malfoy! – golpeó su mesa haciéndolo callar – ¡O pones de tú parte para parecer enamorado de ésta sangre sucia o regresas a la guardia! – le mira con ojos retadores – la decisión está en ti

Con un asentimiento de cabeza se acerca a la castaña y la toma de la mano.

-Como usted desee mi Lord – suspiró con los ojos cerrados – ¿Podemos?

-Recuerden – asintió dándoles permiso para tomar el traslador – el matrimonio debe ser consumado antes de su regreso y sobre todo tratando de que un pequeño Malfoy continúe tu dinastía

Con un asentimiento por parte de los dos se acercaron tomando el traslador.

Desapareciendo de esa maldita oficina.

ALONE WITH YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora