Capítulo 6

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Bran Tittenson y Raven

Había vuelto a soñar con el día en que lo vio por última vez. Aunque tal vez no debía llamarlo sueño, sino remembranza. Un recuerdo enterrado en su memoria, olvidado con premeditación, que aprovechaba las horas de sueño para escapar de su confinamiento y traer al presente un pasado que poco o nada le afectaba ya.

Abrió los ojos y contempló el techo iluminado por la temprana luz de la mañana que entraba por un ventanuco desnudo. Su último amante, tan obsesionado por recrear la vida animal en autómatas autosuficientes como por la astronomía, había trazado en el techo de la única habitación que constituía la vivienda un cosmos azul noche y plata de constelaciones y estrellas.

Dejó vagar su mirada desde Orión a la constelación Taurus. Se detuvo en las Pléyades antes de buscar Casiopea y desde allí pasó a Escorpio. Los trazos con los que Jenner había dado vida a las constelaciones eran firmes, fieles, bellos; las estrellas, puntos luminosos que parecían titilar. Fijó la vista en una estrella rojiza a la altura de donde la imaginación del algún ser anónimo había visto la cabeza del escorpión. Antares la habían bautizado los griegos. Kalb al akrab, el corazón del escorpión, le había contado Raven que la llamaban los árabes.

Cerró los ojos y pensó en el sueño. En el recuerdo, en realidad. Vio de nuevo a Raven de pie en mitad de las tierras de cultivo de Tyn Rhos, inmóvil ante su obra, su gran proyecto convertido en un montón de chatarra inservible. Los hombros, antes firmes y amplios, ahora hundidos; las manos, hábiles como las del mejor relojero, trémulas; el rostro exangüe, la mirada desolada del hombre al que le han arrebatado lo más querido, la razón de su existencia. Por primera vez desde que se conocieran, se sintió decepcionado del que era su mentor, su modelo a seguir, el dueño de una inteligencia única, de una inventiva revolucionaria, de sueños sin fronteras.

Tenía seis años cuando Raven arribó a su vida. Era un constructor, aunque por entonces se les conocía como mecánicos, ingenieros o simplemente científicos. No tenía firmado un contrato que le atara a un patrocinador, su trabajo no le pertenecía a nadie. Era un erudito libre. Llegó a Rhosybol con la intención de poner sus conocimientos y talento al servicio de la comunidad. Quería ayudar. Quería hacer la vida de los granjeros más llevadera, que los ingenios mecánicos que era capaz de crear fueran útiles para aquellas personas agotadas de vivir una existencia sin porvenir. Buscaba a quienes supieran agradecer su generosidad y solo encontró desconfianza, desprecio, superstición, y a un niño miserable, hijo de un porquero alcoholizado y fanático, que había aprendido a leer por sí mismo con el libro de salmos de la iglesia.

Ya entonces, con sus pocos años, sus ansias por aprender, por entender, por crear, eran infinitas, y Raven lo supo ver. Se convirtió en su discípulo, en su aliado y confidente, y durante aquellos tres años de convivencia y aprendizaje, creyó que el constructor podría ser el padre que siempre necesitó tener. Hasta que llegó aquel funesto día y la decepción de ver a su héroe derrotado por un puñado de jornaleros ignorantes, sordos a todo menos a la palabra de un Dios colérico, se transformó en odio, pero no hacia Raven.

Abrió los ojos y buscó de nuevo Antares en aquel universo finito.

—Algún día, la humanidad será capaz de llegar hasta esa estrella —le había dicho Raven una noche mientras contemplaban el cielo nocturno sentados a la puerta del cobertizo en el que daba forma a sus inventos—. Hasta el corazón del escorpión. Cuando lo consigan, ¿sabes lo que dirán?

—Que aún se puede llegar más lejos.

Raven le había mirado con orgullo.

—Sí, pequeñajo. Mucho más lejos.

Esos días habían sido un tiempo de felicidad prestado.

Soñaba a menudo con aquel último día, o más bien lo rememoraba en sueños. Raven rodeado de hierros retorcidos, carbonizados, aplastados, contemplando los restos de su obra destruida por el fanatismo más elemental. Un recuerdo que inexorablemente traía consigo otro, aunque este era más bien una sucesión de imágenes confusas y enredadas, ligadas a olores, sonidos, a amargas emociones.

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⏰ Last updated: Nov 06, 2021 ⏰

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