⚡️ Secretos oscuros ⚡️

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La noche está fría.

Me subo el cierre de mi chaqueta oscura hasta la barbilla y meto mis manos enguantadas a los bolsillos. Llevo quince minutos en la torre de electricidad esperando a Malcom, sin embargo, no hay rastro de él.

Se me cruza por la mente la idea de que todo esto es una trampa. Así que saco de mi bota la pistola que me dio Elthon.

Mientras espero en la oscuridad, hay una idea que me da vueltas en la cabeza: ¿sería capaz de dispararle? No encuentro una respuesta, y se me hace extraño no decidirme, pues lo conozco de hace poco, pero de alguna forma Malcom ha conectado conmigo y no entiendo por qué.

Pasan diez minutos más, y a lo lejos veo una moto acercándose. Frena a unos metros de mí, el conductor se quita el casco y siento un alivio cuando veo que es él. Baja de su moto y se acerca. Yo hago lo mismo.

—¿Alguna vez algún hombre te ha hecho esperar así en una cita? —me pregunta, mientras enciende un cigarro y fuma.

—Esto no es una cita —le respondo molesta.

—Casi. Bueno, ¿te hicieron esperar o no?

—No —contesto a regañadientes.

—Soy el primero. Y a mí ninguna mujer me había pateado en ese lugar. Eres la primera.

No puedo evitar sonreír al recordarlo.

Me siento menos tensa y suelto el arma dejándola en el bolsillo de la chaqueta. Malcom también me da una sonrisa y encoje los hombros. Al moverse, un mechón de sus cabellos cae en su frente. Se acerca a mí, luego se separa. Lleva puesto una chaqueta negra que está rota en las puñeras y un pantalón verde oscuro que se meten en sus botas militar salpicadas de lodo. La forma en que está combinada su ropa, lo hace ver más alto.

—¿Eres de arriba? —me pregunta.

La tensión otra vez vuelve a mí como una ola brusca que me revuelca y me recuerda con quién estoy tratando y dónde estoy.

Lo miro en silencio por un rato. No sé si confiar en él después de saber que forma parte de la mafia que asesinó a mi hermano, pero no sale de mi retina la forma en cómo me ayudó cuando me descubrieron husmeando en el tren.

—Sí —digo.

—¿Y qué haces aquí? Debes tener una razón poderosa para que hayas venido a un lugar peligroso como este.

—Busco a alguien...

—¿A quién?

Me revuelvo en el asiento de mi moto. No quiero que siga haciendo preguntas que pueden poner en riesgo todo lo que he descubierto o peor aún, que pueda poner en peligro la vida de Rafael. Sin embargo, la actitud de Malcom me pone en una cuerda floja. Por un lado, está el Malcom que se preocupa por los indigentes y les da de comer, el que me invita a bailar, el que me salva de que me maten; pero por otro lado está el Malcom misterioso, el que me drogó, el que traicionó a su compañero y lo mató, el que forma parte de la mafia que mató a Colin.

—¿Por qué me salvaste? —le pregunto, ignorando su pregunta.

—Porque creo que eres una persona que está en un lugar equivocado. Supongo que te merecías una segunda oportunidad. Todos se la merecen, ¿no crees?

—Supongo que sí.

Guardamos silencio por varios segundos, luego yo tomo la palabra.

—¿Trabajas para esa mafia?

Levanta la cara un poco, luego suelta un suspiro casi imperceptible. Tengo la impresión que dentro de él hay una batalla intensa por decirme las cosas o callarlas. Le veo en sus pupilas mirando de un lado a otro, en el movimiento inconsciente de sus manos, en la gota de sudor que resbala por su frente.

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