000 ⋆ dear jun

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.˳⁺⁎˚ ୨୧ PRÓLOGO =͟͟͞ ♡̩͙
QUERIDO JUN

Las gotas repiqueteaban con insistencia contra la ventana del autobús; Hirawa Mai las veía deslizarse sumida en una ensoñación, ignorando por completo la humedad que se endurecía en sus hebras rubias y formaba pequeñas estalactitas, así como la es...

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Las gotas repiqueteaban con insistencia contra la ventana del autobús; Hirawa Mai las veía deslizarse sumida en una ensoñación, ignorando por completo la humedad que se endurecía en sus hebras rubias y formaba pequeñas estalactitas, así como la escarcha que se posaba sobre sus hombros y la forma en que su piel se congelaba de manera instantánea, como si fuera algo natural. Un vendaval se desataba en la ciudad de Musutafu y este evento, por consecuencia, provocaba que los ánimos de Mai disminuyeran. Y no es que tuviera algún tipo de problema con el invierno, en realidad le gustaba (un poco), era solo que ansiaba que ese día estuviera un tanto más bonito que los previos.

A su alrededor, un sinfín de ruidos provenientes de distintas fuentes la rodeaban, desde los murmullos de los pasajeros hasta las bocinas de los vehículos contiguos al bus; sin embargo, solo una melodía fue capaz de devolverla a la realidad.

Identificó un piano sin acompañamiento, sus dedos cosquillearon de inmediato y se obligó a sí misma a estirar las manos para disipar aquella sensación. La música se reproducía a volumen bajo, así que descartó la idea de que viniera de los parlantes, puesto que en la radio del bus se sintonizaba una canción de los ochenta. Pensó que, quizás, venía del móvil de una de las personas que se situaban cerca de ella. El ruido se vio opacado por el lloriqueo de un bebé y Mai hizo el esfuerzo por desistir en su búsqueda; no obstante, volvió a escuchar aquella entonación (con más fuerza que antes, así que supuso que el volumen había sido subido) acompañada de vítores, junto al jadeo reprimido de alguien detrás de ella. Observó por encima de su hombro de forma disimulada, encontrándose con dos alumnas que aparentaban ser de secundaria; la que estaba sentada al lado de la ventana sostenía un celular en horizontal, y tanto ella como su acompañante miraban con entusiasmo la pantalla.

Mai se preguntó por qué no podían ver el video con los audífonos puestos e, irritada en una sospechosa medida, apoyó su espalda contra el asiento de la forma correcta. Su ceño se frunció ante el cuestionamiento de por qué le prestaba tanta atención a algo superfluo. Se encontraba bien antes (si es que así se le podía llamar a haber disociado la mitad del camino), pero ahora le era difícil desviar su atención a algo de mayor relevancia; y, en su interior, se abrumaba por las reacciones que tenía su cuerpo ante la composición.

Un chillido la hizo sobresaltar, seguido de los múltiples halagos que ambas chicas hicieron hacia una persona desconocida. La rubia cerró sus ojos en un esfuerzo por ignorarlas, pero el comentario de una de ellas fue suficiente para que sus intentos no surtieran efecto.

—Es impresionante, ¿no te parece? Es una lástima que esta fuera su última presentación, no se sabe nada de él; y su entrenadora... creo, siempre se niega a hablar sobre ello.

Era una simple frase que a nadie más que a ellas le importaba, mas, de alguna manera, una alarma se encendió en la cabeza de Hirawa Mai y su corazón se aceleró de forma involuntaria. La población en Japón rebalsaba los ciento veinticinco millones de habitantes, pero incluso así su cerebro relacionó las habladurías de aquellas chiquillas con una situación personal.

ineffable ⋆ shōtoWhere stories live. Discover now