» Capítulo 46 «

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[...]

—Buenos días.—saludó el pelinegro desde la puerta.

—Ah, eres tú.—Sweet Pea se talló los ojos.

—¿Betty ya está lista?—se apoyó en el marco de la puerta.

—No, no lo sé. ¿Lista para qué?—bostezó.

—Hace una semana le dije que le ayudaría a mudarse.

Sweet Pea asintió con los ojos casi cerrados.—Iré a dormir. Creo que se está duchando o algo así, igual me importa un carajo.—se alejó hacia su habitación.

Jughead asintió. Entró y cerró la puerta del apartamento. Se sentó en el sofá para esperar a la rubia. Unos minutos después, estaba mirando su teléfono.

Betty salió del baño envuelta en una toalla.—Ah, Jug. No sabía que estabas aquí.

Este levantó la mirada y abrió los ojos.—Llegué hace un rato.—tragó saliva y desvió su mirada hacia el suelo.

—Estoy casi lista, solo me vestiré.—entró a la habitación de Sweet Pea.

Se escuchaban murmullos y algunas risitas ahí dentro. La chica salió después de unos minutos.

Jughead se levantó del sofá y se acercó a ella.—¿Todo bien?

—Todo bien.—se mordió el labio divertida.—Guardé mis cosas en algunas valijas y en esas cajas.

Este asintió agachándose para tomar las cajas del suelo.—¿Tienes todo listo? Si falta algo tu novio puede traértelo, creo.

La rubia tomó sus valijas, y ambos salieron del apartamento.

Betty asintió pidiendo el ascensor.—De todas formas, seguiré viniendo y Pea también me visitará.

—¿Por qué no se mudan juntos? ¿No es algo más sencillo?—el ascensor abrió sus puertas y estos entraron con todas sus cosas.

La rubia se encogió de brazos.

—¿Tienes la dirección del lugar?

—Es un departamento.—asintió.

Jughead alzó su brazo en la calle hasta que un taxi se acercó. Subieron todas sus pertenencias y un rato después llegaron a dicho lugar.

La rubia abrió el apartamento dejando pasar a Jughead.

—Vaya, es bastante bonito.—recorrió el lugar con su mirada y dejó las cajas sobre una mesita.

—Lo mejor es que ya está amueblado.—sonrió Betty.—Tiene dos pisos, una habitación principal, una de invitados, comedor, sala y cocina.

—Pensé que sería mas pesada la mudanza, pero realmente no tienes muchas cosas.—se hechó en el sofá.

—Me fui con las cosas más importantes.

Jughead negó.—¿Las más importantes?—bufó.—Te fuiste sin mí, así que dudo mucho que trajeras cosas importantes.

El teléfono de Betty sonó y esta lo atendió.—...Sí, Cheryl. Estoy en el departamento con Jughead.—suspiró.—Más tarde hacemos FaceTime, ¿Okay?—sonrió.—Bien, te quiero. Adiós.—cortó la llamada. Y se acercó al pelinegro.

—¿Tú prima?—alzó una ceja.

Betty asintió sentándose a horcajadas de él.

—Nunca cambias, Cooper.—se mordió el labio.

Esta negó divertida apegándose al pelinegro.

—Así que...¿Oficialmente estás saliendo con Pea?—acarició sus caderas.

Betty asintió separándose de él.—Así es. ¿Está bien?

—¿Y por qué estaría algo mal?—frunció el ceño.

—No lo sé, ¿Tú y yo?—entrelazó sus manos detrás del cuello de Jughead.

"Tú y yo" no existe, Betty. "Bughead" se terminó. Lo único que nos mantiene unidos es ese bebé que tienes en tu vientre. Además, me encanta verte feliz aunque no sea precisamente conmigo. ¿Tú eres feliz?—pasó un mechón detrás de la oreja de la rubia.

—Yo...sí.—mintió desviando su mirada.

Este sonrió.—Entonces me iré a descansar antes de trabajar.—alzó a la rubia quitándola de su regazo delicadamente.

—Por favor, Jughead. Te vas por que se te estaba poniendo dura.

Este negó y tragó saliva.—Eso no importa, Betty.

La rubia se levantó del sofá y se acercó a él.—¿Te sigo poniendo duro, Juggie?—alzó una ceja.

Este se giró hacia ella, la alzó y se acercó a sus labios, casi rozándolos. Unos segundos después se separó.—Perdona, fue un impulso. No volverá a suced...

Betty unió sus labios en un beso, dejando entrar la lengua de Jughead a su boca. Duraron un par de minutos besándose, mientras hacían pausas para tomar aire.

—Mierda, necesitaba sentirte, preciosa. Pero no está bien. No tienes idea de cómo me pones, y me vuelvo loco cada vez que no te puedo tocar como me gustaría, pero no está nada bien.

—No está Pea, ¿Por qué no me coges aquí, ahora mismo, Juggie?

Este la acorraló contra la pared y dejó un corto beso en sus labios. Negó separándose unos segundos después.—Perdón, no puedo hacerlo.

—¿No quieres quedarte?—hizo una mueca.

—No, Betty, gracias.—besó su mejilla y se alejó hacia la puerta.

—Carajo, no es como si estuviera ebria.—murmuró molesta.

Este se detuvo antes de salir y se giró hacia ella.—No, pero si estás hormonal. ¿Por qué no le dices a tu novio que venga a darte los orgasmos que mereces? ¿O es que ni eso sabe hacer bien? —se mordió el labio divertido y salió del departamento.

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15/07/21 // 30/07/21

la tensión >>>>>>







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Secretos en el Pueblo // »Bughead«Where stories live. Discover now