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El reloj había avanzado y Seungmin seguía en el mismo lugar al lado de la ventana, viendo como el cielo era más azul que segundos atrás, sus ojos vagando por el exterior mirando cada pequeño detalle que llamara su atención, aunque para él todo era nuevo en esta realidad desconocida donde el único ente que conocía era quien posaba su mano en su hombro mirando al mismo lugar que él.

—¿Estás bien? —preguntó y asentí con la cabeza a la vez que seguía mirando fuera de la ventana.

No había dicho nada mas después de confesarle que lo había extrañado, lo cual no era una mentira, el castillo era vacío, tal como una pesadilla y era reconfortante verlo a su lado en los tiempos difíciles, pero dejo ser así, poco a poco iba olvidando e intento coser aquella herida. Aunque la aguja de deslizara dolorosamente por la piel cada vez que lo veía cerca, sintiendo las ganas de abalanzarse sobre él y disculparse.

Él no tenia la culpa, la tenían sus padres.

No entendía como tal pareja vil y llena de ambición podía haber procreado algo tan sincero, algo tan hermoso. Porque así era Hyunjin, hermoso.

No creía que iría al cielo como predicaban algunos, había pecado; tanto de pensamiento como en acciones, pero ver los ojos de Hyunjin era como admirar las puertas del cielo abrirse. Sintió el tacto cálido de la mano de Hyunjin atravesar la tela de su camisa
de lana.

—No hay mucho que hacer, tal vez iré a pintar para pasar el rato —escuchó al mayor decirle y sin mucho más, sintió como se alejaba. Giró su rostro y lo vio a unos pocos pasos frente a él.

Sus piernas reaccionaron antes de que su cerebro lo hiciera y se acercó a él velozmente. Hyunjin se dio media vuelta y vio a esos ojos oscuros posándose en él, junto con ese lunar bajo el ojo que el mayor solía cubrir. Llevó su índice a este y miró directo a los ojos oscuros.

—Pensé que aún lo cubrías —divisó como la manzana de Adán del contrario se movía de arriba a abajo, él dejó su dedo allí.

—Me di cuenta que era más bonito de lo que pensaba —el contrario sonrió leve y Seungmin también lo hizo.

—Siempre te dije que no hacía falta cubrirlo, Hyunjin.

—Y yo te dije que no era una decisión mía cubrirlo o no.

La melancolía aturdió a Seungmin, dándose cuenta que todas las cosas que pudo hacer con Hyunjin fueron pausadas gracias a sus padres, sus reglas, su mundo correctamente incorrecto. Hyunjin nunca logró sus metas y sus sueños por estar dentro de su propio mundo, cuando el pelinegro lo único que quería hacer era escapar de este.

Pero no importaba qué, los Hwang lo encontrarían y habría un castigo severo para él. La vida de Hyunjin estaba condenada a ser parte de ellos, a unirse a su sucio juego.

La única manera de escapar es morir. Dijo una vez dentro de Kim.

Sacudió ese pensamiento y lo miró de nuevo a los ojos, ahora acunaba su rostro en mis manos. Hyunjin no podía darse por vencido, tenía que pelear por su propia libertad, por su felicidad, simplemente él no podía...

—Tienes que vivir, por ti. No dejes que las tempestades oscurezcan tu camino, tan solo sigue, haz lo posible pero... vive, no lo haz hecho por estar con ellos, date la oportunidad, puedes-

—Seungmin —el rubio lo interrumpió, dos medias lunas mirándolo—, yo estaré bien.

Hyunjin sonrió, esas sonrisas que nunca cambiaban y que lograban calmar la marea de un capitán.

Seungmin quitó sus manos de su rostro pero su mirada seguía sobre la contraria. El mayor dio un paso hacia adelante, sus respiraciones se mezclaban y el juego de miradas seguía presente. Los brazos de Hwang rodeando la parte baja del torso contrario.

—El Hyunjin que solía conocer no haría este tipo de cosas —dijo, alzando una ceja.

—¿Y qué más no crees que haría? —preguntó Hwang y Seungmin mostrando los dientes, sacando valentía de donde no sabía estaba.

—Enamorarme.

Las palabras salieron de mi boca sin previo aviso, tal como el beso que vino después, como si una oleada de adrenalina golpeara su rostro. La sensación de las manos sudorosas era desagradable, tal como darme cuenta de que Hyunjin había quitado sus labios de los otros con una mueca leves de decepción.

Seungmin no le había correspondido.

El agarre de la cintura se aflojaba y dejaba atónito a Seungmin, no había reaccionado y ahora el chico frente a él pensaría que lo que había hecho estaba mal, cuando...

Cuando no sabía las ganas que tenía de probar sus labios.

Hyunjin, a pesar de esa desilusión reflejada en su rostro siguió con la vista puesta en Seungmin, parecía esperar que  le gritara el porqué de ese beso, pero lo único que no esperó fue que Kim acunara su rostro con una sonrisa leve.

Seungmin sonrió, sin saber lo que estaba haciendo pero sintiendo que haría lo correcto.

Esos escasos centímetros que los separaban fueron pasado cuando Seungmin juntó sus labios con los contrarios. Sus dedos se encaminaron a su mentón para acercarlo más, algo del miedo de no ser correspondido trepó el cuerpo del más joven pero no duró mucho tiempo, ya que los labios del contrario se movieron a la par con los suyos.

La suavidad de los labios del rubio era divina, tal como la manera en la que los movía, con lentitud, como si tuviera miedo de dar un paso en falso. Era la primera vez que se daban un beso, pero mentirían si dijeran que en un pasado no mencionaron los labios del otro como aquellos que llegaban a causarles insomnio por las noches.

Se habían enamorado.

No fue después de mucho tiempo de ser amigos que el menor se dio cuenta de los sentimientos que Hwang causaba en él, cuando aquellos toques de manos hacían que su nerviosismo al estar con él fuera en subida, cuando lo veía sonreír por cualquier cosa que le causara gracia. Cuando estaba con él todo era diferente.

Pero se vio entre la espada y la pared después del asesinato de sus padres, no pensaba con claridad y así fue hasta ahora que se dio cuenta que todo había sido irracional. Él no tenia la culpa, él fue tan solo un rehén de sus propios padres, él tan solo era un joven inocente.

Se separaron, dejando unos pocos milímetros de distancia entre ellos, sus pechos subiendo y bajando más rápido pero sin llegar a ahogarlos. Hyunjin sonrió haciendo que sus ojos se encogieran y Kim tan solo pudo limitarme a intentar cubrir el carmesí de sus orejas las cuales parecían estar como el agua en su punto de ebullición.

Seungmin subió la vista de nuevo hacia Hyunjin, quien seguía sonriendo, no pudo hacer mucho ya que los brazos de Hyunjin estaban rodeándolo en un abrazo. Hyunjin siempre se caracterizó por ser alguien cálido el cual no tenía miedo de expresar lo que sentía con acciones. En cambio, Seungmin solía ser mas distante, pero al conocerlo pudo aprender que aveces tenía que demostrar lo que sentías a las personas que tenía cerca, porqué no sabes si tu tiempo con ellos iba a ser duradero.

Subió los brazos lentamente hacia la espalda de Hwang, correspondiendo a su abrazo y colocando su cabeza en el espacio entre el cuello y el hombro del contrario.

Al menos sabía, que pasara lo que pasara, Hyunjin y él se volverían a encontrar.

carpe diem. hyunminTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang