huir

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Mi padre había llegado poco tiempo después de que yo pisara la estación de policía.
Claro que dió mucho dinero para que me soltaran.

Mi padre me llevó al auto casi arrastrándome, se veía muy molesto.

— Súbete.

Obedecí a si órden y subí al auto en silencio.

— Papá, yo...

— Cállate. Te escapas, te largas a embrigarte, matas a una persona, es suficiente. No deseo oírte.

Asentí despacio y me acomodé en el asiento sin decir nada.
Yo mismo me sentía como la mierda.

Las imágenes de ese hombre continuaban en mi cabeza.

Al llegar a casa mi madre me recibió abrazándome y dándome besos en mi mejilla.

— Dios, Cariño, ¿Estás bien? Debiste pasar tiempo horrible en esa prisión.

Mi padre gruñó y subió a su oficina de trabajo antes diciéndome que fuera con él.

— Tranquilo, yo sé que tú no hiciste eso con intención.

No pude contestar. Me costaba hablar, ya que cualquier cosa que dijera lo sentiría como mierda.

Entré a la oficina de mi padre y cerré la puerta con cuidado.

— ¿Te das cuenta de lo que has hecho? ¿Estás pensando en el escándalo que has provocado? ¿¡Te has dado cuenta!?

— Sí. Lo he hecho y no sabes como me siento ahora.

— ¿¡Y que mierda importa cómo te sientas!? ¡Estás en los periódicos, en las noticias! ¡Estás en todos lados Hoseok!

Apreté mis puños con rabia, en éstos momentos únicamente deseaba morir.

— Quiero que te quedes sin salir hasta que todo ésto se olvide, ya pague a todos los noticieros y periódicos para que borren la noticia. Pero es necesario que te quedes oculto hasta que todo se olvide.

Correcto, si yo era un hijo de puta mi padre era lo triple.

— Ahora lárgate, no quiero verte.

Salí de la oficina a pasos pesados con la mirada perdida pero una decisión perfectamente tomada.

Me dirigí a mi habitación, tomé todos mis ahorros de vida y salí con rapidez a la cochera.

Mi auto estaba en ella, intacto.
Tomé las llaves cuidando de no ser visto por mis padres, ni por sus miles de guardaespaldas;
Y me acerqué al único empleado que estaba cerca.

— Choi, mi madre te llama. Quiere que vayas con urgencia.

El hombre solo asintió y corrió dentro de la casa.
Inmediatamente subí al auto, lo encendí y a la velocidad de la luz lo arranqué.

Al salir de la ciudad pude respirar con tranquilidad, la carretera rodeada de únicamente sembríos y montañas me hizo saber que ya me encontraba alejado.

Mi teléfono sonó consecutivamente, por lo cual decidí lanzarlo por la ventana.

Apreté el volante con mis dedos saciando la furia acumulada, y mis lágrimas salieron.
Brotaban por mis mejillas con desespero y por fin pude pensar con claridad.

¿A dónde voy? ¿Que hago?

"Siwon ha 40 km."

No dudé en tomar el camino indicado, ya no había marcha atrás.



🥀





Al entrar pude notar que verdaderamente era una ciudad muy pequeña, llena de cosas tradicionales y sobretodo de personas humildes.

Seguro había un hotel de paso, donde podía quedarme un par de días hasta que decidiera a donde ir.

Estacioné el auto frente a un pequeño restaurante de comida, al entrar observé una mujer de mediana edad cocinando.

— Disculpe... ¿Sabe dónde hay un hotel? Necesito una habitación.

La mujer me miró de pies a cabeza y asintió.

— Yo rento habitaciones, muy económico.

Entré a la habitación luego de la mujer y la observé con detalle. No era un lujo pero debía descansar.

— Gracias.

La mujer tomó el billete y me dejó solo, me recosté en la cama suspirando agotado.
Mis ojos se cerraron agotados más el sonido de un estruendoso golpe me hizo salir.

— Dios...

Una Jeep de todo terreno había chocado con mi BMW.

Joder.

— Yo... lo siento, es que no sé conducir y no... no pude frenar...

La voz de un chico me hizo girar dispuesto a hacerle miles de reclamos, más al verlo me quedé quieto.

Un chico blanco, delgado, de cabello largo y rosado me miraba con miedo y bajé inmediatamente los puños.

— ¿Fuiste tú?

— ¡Si! Pero fue completamente sin intención, ¡Yo le pagaré! Pero por favor no me lleve a la cárcel.

Mi ceja se encarnó y lo miré detenidamente de pies a cabeza.

Era precioso.

— Bien. No lo haré. Pero has destruído la parte delantera, no podrá arrancar. Necesito que lo reparen.

— ¡Yo lo llevo a un lugar donde lo reparan! Tome.

Tomó una hoja de un árbol y un bolígrafo de su jeep, donde anotó alguna cosa.

— Puede ir a ésta calle, ellos mismos vendrán por su auto... ¡Y me conocen! Así que el costo llegará a mí...

— ¿No es más fácil que me des tu número?

Sus ojos me miraron sorprendido, se veía como un gatito sorprendido.

— ¡N-no! ¡No puedo!

De forma rápida subió a la Jeep y con torpeza la arrancó. Solo pude divisarlo irse lejos.

Ni siquiera pude saber su nombre.

Amar a Morir. - HYUNGWONHO. (2WON)Where stories live. Discover now