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Mi auto era llevado por una grúa, al parecer la dirección que me dió el chico de cabello rosado era cierta.
Por un momento creí que me llevaría a un callejón oscuro donde me asaltarían.

— Disculpe, ¿Cuándo estará listo mi auto?-el hombre de baja estatura aparentemente el mecánico me observó.

— Tal vez 2, 3 días. Las piezas necesitan traermelas de la ciudad.

¿Tanto tiempo? Joder, solo me veía aquí una noche.

— ¿No podría ser antes de...

— Señor Park... Matthew quiere que ésta noche vaya a casa para reparar algunos.... autos.

Esa voz.

Giré hacía esa voz tan reconocida y el chico de cabello rosa me miró sorprendido.

— Estaré ahí sin falta con el jefe.

El chico asintió despacio más no se movió. Mantenía su vista sonrojada en mí.

— Rápido niño, el jefe está esperándote.

Un hombre grande, de aspecto bravucón lo jaló del brazo directo a la camioneta donde habían llegado.
El hombre llevaba un arma.

— Entonces es todo, lo veo en 3 días.

Asentí de inmediato y salí del taller.
Ahora debía comprar algo de ropa, continuaba con la misma ropa asquerosa de ese día.

Caminé por las calles de la pequeña ciudad, realmente no había conocido éste lado de Corea y vaya que estaba sorprendido.
Era pacífico, tranquilo, y se respiraba aire fresco.

Nada a comparación de Seul.

Mi mente divagó por un segundo, ¿Me estaban buscando? Al menos mis padres. Me quedaba claro que mis supuestos amigos de mierda no eran más que unos perros cobardes.
No deseaba saber nada de ellos, porque al tenerlos enfrente no dudaría en estrangularlos.

Un quejido salió de mi boca al sentir un hombro chocar con el mío.

— ¡Lo siento! Venía distraído.

Un chico rubio de mejillas regordetas, ojos pequeños y hoyuelos me habló con pena.
¿Toda la gente de aquí era así de amable?

— Está bien, yo también venía distraído y...

— ¿Eres de aquí?

— No. Vengo... vengo de turista. Necesitaba aires diferentes.

— ¡Yo también vengo de fuera! Lee Jooheon.

Su mano fue extendida hacía mí y no dude en tomarla.

— Shin Hoseok.

— Bueno Hoseok, te dejo. Debo ir a surfear un poco.

Asentí ante sus palabras y entré al hotel. Al parecer ambos estábamos hospedados en el mismo. O posiblemente era el único "hotel" que existía aquí.

Al llegar a la habitación entré con rapidez a la ducha, donde me dí una larga ducha fría escuchando mi estómago rugir.

Y es que llevaba 2 días enteros sin comer.

Salí de la ducha desnudo, ya que me encontraba solo y tomé la ropa nueva algo extraña.
Un short y una polera con letras extrañas.
Pero no tenía otra opción.

Salí dispuesto a buscar algún lugar de comida y entonces recordé el restaurante de la mujer del hotel.


🥀




— Quisiera algo de ramen, por favor.

La mujer asintió. Me quedaba claro que ella era de pocas palabras.

Tomé asiento en una de las sillas de plástico y mantuve en silencio.

— ¡Hey! ¡Hoseok!

El chico de hoyuelos se acercaba, moví mi cabeza en saludo y le ofrecí asiento.

— Gracias. Realmente se necesitan amigos en éstas vacaciones, yo vine solo.

— Igual yo.

— Supongo que... estás alejandote de algo.

Lo miré confuso.

— ¿Porqué lo dices?

— Muchas de las veces necesitamos éstos lugares para dejar de pensar en una realidad que nos atormenta.- suspiré. Tenía razón.—Tambien yo lo hice, estoy aquí para encontrarme a mí mismo.

—En mi caso, yo no necesito encontrarme. Ahora sé lo que soy. Y estoy alejándome de eso, de lo que he sido todo éste tiempo.

Mi mirada vagaba por el lugar. Ese hombre inocente no dejaría nunca de comer mi mente.
Estaría ahí toda mi vida.

— Ahora que estás aquí necesitas olvidar, aquí hay de todo para hacerlo. Un mar, un río, hermosa vegetación, ¡Lindas chicas!

Su risa me hizo reír un poco.
Pero no pensé en chicas lindas. Solo pensé en el chico de cabello rosado.

— ¿Has conocido ya el río de aquí? Es lo más hermoso que he visto en toda la vida. Necesitamos ir los dos a disfrutarlo.

— Eso estaría genial, podemos ir mañana mismo.

Jooheon me mostró sus hoyuelos y sonreí leve. Tal vez él era un buen amigo.

Amar a Morir. - HYUNGWONHO. (2WON)Where stories live. Discover now