correr

104 18 1
                                    

Mi mente se encontraba perdida en el chico hermoso, jamás en mi vida había visto un ser humano tan lindo.
Necesitaba saber su nombre, su dirección, su vida, necesitaba tenerlo conmigo.

Pero no era tarea fácil, las veces que lo he visto él se comporta tan tímido e inseguro, siento que algo teme.

¿Debería de dejar de tener ésta cara de culo siempre?

Habían pasado ya 2 días desde la última vez que lo ví. Mentiría si dijera que he caminado para conocer el pueblo, porque en realidad solo lo he hecho para encontrarlo.

La señora Minji, dueña del hotel y restaurante había decidido ser más abierta conmigo.
Luego de tantas visitas a su lugar de comida creo que hemos establecido más conversación que antes.

Me cuenta cosas de su vida, y yo de la mía. Siempre evitando ciertos detalles.

Ahora mismo el restaurante se encontraba solo, únicamente estaba yo como costumbre en éste par de días.
Minji se acercó con mi tazón de ramen y tomó asiento frente a mí.

— ¿Y cuándo piensas irte?

— ¿Me está corriendo ya?

— Claro que no mocoso. Solo que no sé si realmente está de vacaciones. No haces nada. Solo vagas por las calles, comes ramen y duermes. ¿Esas son vacaciones para ti?

Suspiré mirándola.

— Todos tenemos distinto concepto de vacaciones, ¿No?

Minji asintió mirando hacía la puerta.

— Por cierto, usted, ¿Sabe quién es ese chico alto de cabello rosa? -Minji me miró con atención.— Es lindo, pero muy...

— No estarás hablando de Kim Hyungwon. ¿Verdad?

— ¿Kim Hyungwon?

Así que ese lindo chico se llamaba Hyungwon.

— No te le acerques, si es posible ni siquiera le hables. Aléjate de él Hoseok.

Mi ceño se frunció inevitablemente. ¿De qué hablaba?

— Ese chico es propiedad ajena, ni siquiera pienses en dirigirle la palabra.

— ¿Por qué?

Minji encendió un cigarrillo y me observó con cautela.

— Es esposo de Kim Matthew. Un hombre mafioso, dueño de todo ésto. Es el poder en éste pueblo. Todo lo que ves aquí, le pertenece.

Kim Matthew.
Ahora puedo recordar ese nombre.
Él mismo lo mencionó el día que nos encontramos en el taller.

— No tenía idea.

— Solo es una advertencia, Hoseok. Debes tener cuidado.

Ahora no podía creer que mi chico lindo estaba casado. No podía imaginarlo en brazos de alguien más. Nunca.

Un matrimonio nunca era un impedimento para mí.



🥀




Jooheon caminaba a mi lado con una mochila en su espalda, habíamos decidido caminar cerca de las montañas del pueblo.
Nos servía de distracción inevitablemente.

— ¿Entonces cuándo piensas irte?

— No tengo idea Jooheon. Mi auto aún no está listo, y están tardando demasiado.

Probablemente nuestro destino sea morir aquí.

Reí ante lo dicho por Jooheon, no me veía muriendo en un lugar como éste.

— ¿Qué es eso? ¿Logras verlo?

A lo lejos podíamos ver una mansión bastante bonita, fruncí el ceño.

— ¿Quién vive tan alejado del pueblo?

— Es extraño. Probablemente esté abandonada.

Jooheon y yo entramos más por debajo de los árboles, y nuestra vista se fijó en la planta alta de la mansión. Hyungwon estaba ahí.
Tan bonito.

Sonreí como imbécil al verlo acomodar unas sábanas, giró a nuestra dirección y al verme se horrorizo.
Mi mano se dispuso a moverse en saludo pero él nos hacía señas de que nos fuéramos. Con mucha preocupación.

— ¿Qué está diciendo?

— Quiere que nos vayamos. ¿Porq...

La frase de mi oración se vió interrumpida al escuchar un fuerte disparo seguido de un grito.

El mismo hombre que lo acompañó la última vez daba indicaciones a otros hombres, mientras tiraba disparados en nuestra dirección.

— ¡Joder! ¡Corre, rápido!

Mis piernas reaccionaron lo más rápido posible, corriendo con velocidad impresionante, brincando plantas y rocas en el camino.

— ¡Se acercan Hoseok! ¡Rápido!

Los hombres en caballo se acercaban a nosotros sin dejar de lanzar disparos hacía nosotros, tomé de la mano de Jooheon y continuamos corriendo como dos locos.

— ¡Rápido Choi! ¡Esos hijos de perra escapan!

Una alta cerca se hizo presente y con una velocidad impresionante la brincamos cayendo al suelo en seco.
Los dolores en mis rodillas no fueron problema para continuar la corrida.

Jooheon me jaló hacía un muelle de increíbles metros de altura que al terminar daba directo al río.

— Jooheon...

— Tenemos que. Nos van a matar.

Los hombres se acercaban a nosotros con velocidad, y fue entonces cuando mi amigo y yo brincamos al agua.

La caída fue duradera, al caer al agua inmediatamente nos ocultamos bajo las piedras.

Nadamos con lentitud a la orilla del río y Jooheon comenzó a reír.

— ¡En mi vida había corrido con tanta jodida adrenalina! ¡Fue de locos!

Regule mi respiración asintiendo y me quité la polera mostrando mis tatuados pectorales y brazos.

— Fue de locos sin duda.


horrores de ortografía haganmelos saber.

Amar a Morir. - HYUNGWONHO. (2WON)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt