Capítulo 20

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  Diana estaba de mejor humor, incluso más radiante que el día anterior. Probablemente muchos factores tenían algo que ver con aquello: comenzar una nueva amistad, haber dormido en una cama increíblemente cómoda, no ver a Chris en la oficina en cuanto llegó... Estaba tranquila.

Mark entró en el nuevo despacho tras haber tocado la puerta. Le había visto por la mañana antes de marcharse a casa de Jamie para cambiarse de ropa, y sabía que le había quedado algo pendiente por saber.

—¿Hoy nos vamos juntos para que vayas a buscar tus cosas? —inquirió de manera genuina.

—No hace falta —se encogió de hombros—. Solo son un par de maletas. La mayoría de cosas se las he dejado a Chris.

—¿Una maleta extra no necesitas? ¿Te basta con las que tienes?

—Mark —le detuvo entre risas—. Cálmate. Jamie me deja una de sus maletas, no te preocupes.

Él sonrió, asintiendo ligeramente. Se rascó la nuca, sin saber si tenía algo más que decirle o simplemente iba a marcharse. Justo cuando iba a alcanzar el pomo, volvió a girarse hacia ella.

—¿Qué te apetece cenar hoy? —consiguió que Diana volviera a reírse.

—Ya lo veremos cuando lleguemos —le aseguró—. Además, me haría ilusión cocinar a mí.

Chris, que acababa de llegar, había estado escuchando la última parte de la conversación a través de la puerta. Intentaba ser lo más disimulado posible, por ello miraba a su alrededor para asegurarse de que nadie se había cerciorado de su rastrera actitud.

Habían roto, y era lo que él quería. Entonces, ¿por qué no la dejaba tranquila? Pero, al mismo tiempo, ¿por qué iba a prepararle la cena a su jefe? Y la manera en que él había formulado la pregunta... ¿Acaso habían cenado juntos más veces?

—Por cierto, ¿puede quedar esto entre nosotros? —la oyó pedir— Es que no quiero que nadie se entere.

—Descuida —aseguró—. Seré una tumba.

Antes de que Mark pudiera abrir la puerta y salir, Chris se había adelantado, tomándoles completamente por sorpresa. Intentó descifrar en sus caras algún tipo de expresión, quizás quería saber si les había cogido desprevenidos, pero estaban bastante tranquilos, en realidad.

—Buenos días —le sonrió Mark.

—Buenos días.

Diana, cuyo semblante había cambiado de radiante a serio, volvió a fijar la mirada en el ordenador, sin ni siquiera inmutarse por su presencia. Solo la alzó cuando su nuevo amigo se dispuso a marcharse, no sin antes dedicarle una pícara mirada a Chris -pasando sus ojos de arriba a abajo, formulando un mudo "Qué hombre". Eso la hizo reír ligeramente, volviendo a llamar la atención de su ex novio, que sabía perfectamente que su risa no se debía a él, sino al hombre que acababa de marcharse por la puerta.

La tensión comenzó a hacerse evidente justo en el momento en el que tomó asiento frente a ella, ocupando la otra mitad del escritorio. Y muchas de las miradas que se intercambiaban acababan perdidas, porque nunca se encontraban.

—¿Quieres que hoy comamos juntos? —sugirió él.

—No —respondió con rapidez.

La noche anterior, con una botella y media de vino encima, lo pensó, llegando a un momento de claridad. Chris le había echado en cara que no era profesional, y en eso estaba equivocado. Podía ser capaz de trabajar con él, de tratarle como a uno más, pero no iba a tener ningún tipo de relación con él fuera de aquellas cuatro paredes. Se lo debía a sí misma.

FMSD / Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora