Juego casi inofensivo.

5 0 0
                                    

Agradecería dejar de ser el juego al que juegan las personas con el corazón roto o el alma vacía.

Mi gratitud sería infinita a quienes no tomaran mi presencia como algo desechable.

Incluso sabiendo que el único culpable de mi desgracia es el que vende por un poco de cariño piezas de mi corazón.

Incapaz soy yo de no querer, y sin la habilidad de distinguir, acabo amando a quienes sólo compran estas grandes piezas, las usan y luego se van esperando que los juguetes se arreglen mágicamente.

Por Amor De Dios, No Leas EstoOnde histórias criam vida. Descubra agora