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Ya habían pasado los días desde que Jin había regresado del extranjero.

Para sorpresa de Jimin, su cuñado y él, congeniaron muy bien. Jin era una persona muy alegre además de divertida.

Jin recordó con gracia como apenas supo que Jimin era el esposo de su hermano, soltó un grito de emoción y lo abrazó con efusividad.

Él no podía creer que alguien pudiera soportar a su querido hermano Kookie, como él solía llamarlo.

Era obvio para Jimin que Jungkook no le había contado nada a Jin sobre el acuerdo de su matrimonio, cuando Jin les hizo prometer que pronto lo harían tío.

Jimin también se dio cuenta de que Jungkook era más seco con Jin. No notaba un atisbo de ligereza en su semblante frio al dirigirse a su hermano, sin embargo, sus ojos escondían algún tipo de ternura.

¡Este hombre si que era difícil de comprender!

Actuaba más como su padre y no como su hermano. Dándole instrucciones de cómo debía comportarse.

Sin embargo, dejando todo lo anterior de lado, a Jimin algo más lo tenía de mal humor en plena mañana.

Se había vuelto difícil vivir en su propia casa. Cada vez que bajaba a desayunar estaba Lisa.

No quería atribuirse el título de señor de la casa, pero supuso que al estar casado con Jungkook, al menos tenía el derecho de decidir las cosas relacionadas de donde vivía.

Que Lisa estuviera viviendo con ellos, era algo que no le habían comentado y mucho menos informado.

En cada instante o rincón de la casa Jimin se encontraba con Lisa. Cada vez que quería tomar el sol en la piscina, comer o desayunar siempre estaba Lisa.

Ni siquiera Jimin podía hablar con Jungkook por culpa de la presencia de Lisa. Era como si ella lo siguiera a donde fuera.

Siempre estaba Lisa, como una sanguijuela pegada a Jungkook y ¡Jimin ya no lo soportaba!

Necesitaba su espacio, su privacidad. No estaba acostumbrado a tener mucha gente en casa.

Jimin Podía tolerar a Jin porque era su cuñado además de que le agradaba, pero Lisa lo sacaba de sus casillas. El coqueteo insipiente de ella hacia Jungkook lo fastidiaba.

Aunque Lisa actuara de forma condescendiente, dirigiéndole una sonrisa hipócrita y siendo amable, Jimin sabía que solo estaba actuando en frente de Jungkook.

Jimin tenía la sospecha de que en el fondo Lisa quería que perdiera el control enfrente de todos y hacerlo pasar como el malo del cuento.

¡Estaba loca si creía que Jimin caería en su juego!

Lisa no era tan inocente como creían los hermanos Jeon. Lisa también estaba consciente de que Jimin estaba jugando el mismo mazo de cartas que ella.

Cada vez que Jimin la miraba le sonreía hipócritamente. ¡Ambos se odiaban!

Lisa estaba sobre Jungkook todo el día con la tonta excusa de que eran amigos de la infancia. Jimin no se tragaba ese cuento.

Jimin solo tenía que ver como Lisa trataba de seducirlo con su ropa ajustada y demasiado reveladora, mientras sus escurridizas manos tocaban donde no debían el cuerpo de Jungkook.

A veces Jimin creía que a Jungkook no le era del todo indiferente las acciones de Lisa, y eso lo hacía enfurecer aún más. Jimin nunca se detuvo a pensar cuales eran las verdaderas razones de su enojo.

Pero ese día Jimin explotó. La gota que derramó el vaso llegó en ese momento, cuando Jungkook informó que Lisa se quedaría a vivir indefinidamente en su casa.

༅𝑫𝒆𝒍 𝑶𝒅𝒊𝒐 𝑨𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 ༅ °ᴷᵒᵒᵏᵐᶤᶰ°Where stories live. Discover now