Capítulo IV: "La Cena"

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Una vez, terminada la reunión de la junta, André y Douglas se pusieron en camino hacia la salida para encontrar donde se había metido Elay

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Una vez, terminada la reunión de la junta, André y Douglas se pusieron en camino hacia la salida para encontrar donde se había metido Elay. Entre la búsqueda junto a la seguridad privada que los asistía, llegaron al baño de varones, donde el muchacho había caído en llanto por el estrés.

 —Tranquilo, respira profundo.—expresó André ayudando al chico a mojar su rostro con agua para refrescar sus pensamientos.

—Todo mejorará, debes tomar esto con calma.—pronunció Douglas abrazando al chico.

—¿Como?, esto no tiene arreglo.—sentenció Elay con voz quebrada.

—Dejémonos de tontearías.—inquirió Austin entrando al lugar.—Te asistiré en lo que sea necesario para que esto no se derrumbe, en definitiva nos perjudica a todos.—formuló el muchacho de manera firme.

—No necesitas meterte en esto.—dijo Elay secando sus lagrimas. 

—No digas estupideces, ya estoy metido en esto, además si voy a hacer tu encargado de relaciones al exterior necesito involucrarme.—enunció Austin.

—En eso tiene razón.—manifestó Douglas.

—Esta noche, los cuatro, en la mansión Fleming.—exclamó Austin.

—No entiendo.—dijo Elay.

—Entiendo la perdida de tus padres y el desanimo que tengas, pero lo mejor es concentrarse en la compañía o cuando menos lo pienses esto será un caos.—dijo Austin volviendo a hablar.—Hagamos una cena para conocernos mejor y hablar de los pasos que tenemos por tomar hacia adelante.

—¡Perfecto!, lo que nos faltaba—respondió con sarcasmo André saliendo del sitio.

—Discúlpalo, a veces tiene malos modales.—expresó Douglas, tendiendo la mano del muchacho y también saliendo de allí.

—Andando.—formuló Austin a Elay acompañándolo hasta la salida del baño y del edificio.

Así, todos se subieron a sus autos particulares para dirigirse a sus respectivos hogares, aunque Douglas, André y Elay, iban al mismo lugar, ya que no querían dejarlo solo por lo que pudiera hacer o pasarle. Pese a todo, su  amistad trascendía a sus apellidos o intereses familiares.

También aquellos que querían destruir al imperio Fleming se reunirían para elaborar su plan a detalle, así, no habría modo de ganarles. Pero, como dije antes, pese a que Elay se encontraba destrozado, no era una persona ingenua, el sabía exactamente las cartas que se estaban jugando.

De hecho la familia de Benjamín, siempre se llevó muy mal con la de los Fleming, ¿Por qué ahora el padre del joven mandaría seguridad para protegerlo?, estaba claro que era una simple excusa para mantenerlo vigilado y a sus movimientos, por eso debían ser muy cuidadosos con lo que hicieran.

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