Gitty [myg + pjm]

Capítulo 35

Yoongi era un chico inteligente. Extraño, pero inteligente.

Tenía ese carácter de Namjoon de pequeño-diablo-sabelotodo, y lo había demostrado muchas veces, pero desde que desembarcó del barco que lo llevó a la península se comportaba como lo que era: un niño. Uno temeroso de lo desconocido.

“—¿Qué es eso? —Yoongi preguntó, con su mochila entre sus piernas, mirando como poco a poco un bloque de tierra se alejaba de ellos. Estaban montados en un barco, aunque para Gi era una nave espacial-marina.

—Ya no importa, Yoongi —negó AhYoon—. Ahora vas a empezar una nueva vida lejos de todo esto, ¿sí?

Gi no lo entendió, pero asintió. Una nueva vida sonaba como algo interesante. Pero quizás nunca debieron ocultarle el nombre de su hogar.

Tal vez, para iniciar una nueva vida, Gi necesitaba cerrar la historia que arrastraba de la antigua. Pero aquel viaje se enterró entre recuerdos y nunca fue desenterrado”

Había sido solamente un mes desde que llegó a Daegu y ya parecía fascinado con todo. Tan fascinado como horrorizado. Quería salir de casa y verlo todo tanto como quería esconderse del ruido de los autos y la ciudad y no salir de casa. Pero aprendía rápido: Ya se le había pegado el dialecto como a un nativo, y los señores Min habían descubierto su amplio conocimiento.

Se notaba que había sido educado por Namjoon.

El azabache exigía la presencia del hombre siempre, pegándose a él como lapa cuando lo tenía cerca, en busca de algo conocido entre tantas novedades. Y en su ausencia, le gustaba solamente observar a Jungkook jugar y hablar de cualquier cosa. Él lo escuchaba y disfrutaba su compañía. Sus padres estaban encantados con él, era amable y ayudaba con las cosas de la casa, aunque no supiera hacerlas y necesitase mucha ayuda, aunque se asustase al ver la lavadora funcionar o el microondas sonando lo hiciera huir.

Él había crecido viendo a su madre lavar la ropa en el río y cocinando con pequeñas cocinas eléctricas que los vecinos les daban, incluso con fogatas cuando preferían algo más natural. Toda esa tecnología era… extraña. Pero le gustaba tener su propia habitación.

Se sentía un poco solo y aprisionado a veces, sobre todo después de sus horribles pesadillas porque su cuerpo seguía sin acostumbrarse a estar fuera del orfanato al que tanto le costó acostumbrarse.

Ese mes había parecido el primer mes después de salir del hospital en Jeju.

Pero, cuando su dolor era demasiado grande, Jungkook aparecería por su puerta, medio adormilado, como si tuviera un sexto sentido que le dijera cuando las cosas iban más para el nuevo integrante de la familia. Y entonces, con su dulce voz, le preguntaría si podía dormir con él para no tener miedo a la oscuridad. Y Yoongi, aunque quisiera huir de todo contacto humano porque las escenas seguían muy claras en su mente, no dudaría en hacerle un hueco en su cama y abrazarlo toda la noche