Capítulo 49

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Taehyung mordisqueó el final del bolígrafo, escuchando el reloj de su consulta sonar incesantemente. Acababa de terminar con uno de sus pacientes y ahora se encontraba solo, repasando por encima las notas que había tomado esa sesión.

Suspiró un poco, dejando la carpeta de lado y frotando su rostro para disipar el sueño. Aquella noche no había podido dormir realmente bien. No era nada en especial, simplemente había permanecido la noche en vela sin poder evitarlo y había acabado limpiando su casa compulsivamente.

—Doctor Kim —Llamaron dos veces a su puerta, haciendo que levantara su cabeza para ver quién lo buscaba.

—Hey, ¿en qué puedo ayudarte? —Le preguntó a la recepcionista, una de las mujeres que trabajaba en la administración del centro.

—Sólo venía a avisarte que hay un nuevo paciente, vendrá mañana a las cinco de la tarde, ¿está bien?

—Claro —Taehyung asintió con la cabeza, tomando su agenda y anotando la cita para poder organizarse. Aprovechó para ver qué otros pacientes tenía aquella tarde y sonrió conforme al ver apuntado el nombre de Min Yoongi en un par de horas.

Sentía que estaban haciendo un gran avance. Por primera vez en muchos años, Yoongi le había admitido sentirse cómodo con alguien fuera de su círculo familiar. A raíz de esto había visto cómo poco a poco expresaba una incesante frustración ante todo esos sentimientos que de repente se veía obligado a procesar. Le hacía feliz, de cierta forma, ver al mayor de los Min experimentar todas esas cosas que un adolescente normal vivía.

Desconocía la razón de su insistente rechazo a la humanidad entera: conocía su fatídica historia con su primer amor, conocía su roto corazón, pero ¿era eso lo que realmente lo atormentó a ese punto?

Se preguntaba si su infancia tenía que ver con aquella fobia que había desarrollado al mundo. Nunca había hablado con Yoongi respecto a su expareja más de lo que este le llegó a contar, entre llanto desconsolado, cuando apenas se estaban conociendo. Min era un chico muy atormentado, y Taehyung supo que habría mucho trabajo por hacer cuando, apenas en su segunda sesión, el ojeroso pelinegro no pudo más con ese voto de silencio que se había impuesto para encerrar sus sentimientos dentro de sí, y rompió en sollozos.

Su trabajo implicaba ver muchas cosas difíciles: Gente que no lo daba más y ahí mismo, en su consulta, estallaba en llanto como si Kim Taehyung fuera el único hombre sobre la faz de la tierra que les podía dar la cura a su miseria.

Como terapeuta, Taehyung sabía perfectamente cómo no involucrarse. Pero en momentos como esos, cuando se encontraba solo o volvía a su departamento, quedaba al descubierto su faceta más humana: El Kim Taehyung que ve a gente, gente sufriendo, gente llorando, gente colapsando frente a él, sentados en una triste silla y lo único que puede hacer es permanecer en silencio, comprenderlos, validarlos y hacerles saber que, por más que duela, no hay nada que no tenga una solución mínima. Tomará años, tomará esfuerzo y recaídas, pero tiene solución.

Por desgracia, un abrazo al finalizar la sesión no es suficiente para sanar sus corazones. Es reconfortante para el paciente, saber que siente su dolor, que se empatiza pero que no hay lástima, ¿pero Y Taehyung? No, su corazón llora por la desgracia de esas personas que le confían sus más oscuros secretos.

No se involucra, pero es complicado no verse afectado cuando trabajas con menores que muchas veces se ven acompañados por un historias de abusos y traumas, familias disfuncionales o depresiones ocasionadas por la poca responsabilidad afectiva de sus cuidadores.

También había adultos, sin embargo: Adultos hartos de la vida, que se despertaban día a día sin saber si querían salir de esa maldita cama y vivir o simplemente esperar a echar raíces en el colchón. Era duro tener que ver a esas personas como nombres en su agenda, y cada vez eran más, porque simplemente nunca paraba de empeorar la situación.

Gitty [myg + pjm]Where stories live. Discover now