CAPITULO 3

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- Hallé una flor, un día en el camino. Que apareció marchita y deshojada, Ya casi pálida, ahogada en un suspiro. Me la llevé a mi jardín para cuidarla.
Le fui poniendo un poquito de amor, la fui abrigando en mi alma, y en el invierno le daba calor, para que no se dañara. -

*****

Hoy me había levantado más temprano de lo habitual, incluso, cuando salí de la posada nadie más estaba despierto. La señora Evenson me había dejado claro que cuando ella despertara su desayuno ya debía estar listo, y así tenia que ser, no solo porque era una orden, sino porque era lo mínimo que podía hacer por una mujer noble como lo es ella.

Al llegar a la casona de los Evenson, me di cuenta que los señores estaban en la entrada, y parecían estar discutiendo. El señor Samuel le gritaba a la señora, mientras la señalaba. La dama de ojos cafés solo negaba, y ahora era su turno de gritarle al hombre, empujándolo un poco; pero de un momento a otro el señor Samuel le dio una fuerte bofetada, aquello me asustó y me hizo sentir y impotente. La señora Daniela tambaleó y cogió su mejilla con ambas manos, seguido entró a la casa corriendo, y el señor Samuel subió a su coche y aceleró a todo lo que daba. Segundos después su mirada se topó con la mía, él estaba enojado y yo tenia ganas de detenerlo y agarrarlo a palazos; pero no podía hacer eso. Vi el carro alejarse sobre la calle, después corrí a la cocina, debía preparar el desayuno, debía tener una un buen pretexto para ver como estaba la Señora.

Preparé una charola donde llevaba unos rollitos con pollo, platanitos, frutita picada, jugo de naranja y no podía faltas su taza con el café calientico. Antes de subir a la habitación de la señora, fui por una flor al jardín; mi mamá y mi abuela decían que una flor siempre lo arreglaba todo, esta vez puede funcionar, aunque yo pienso que es la música la que lo arregla todo. Después de preparar todo,subí a la habitación; donde toqué un par de veces.

-¡Lárgate Samuel!, ¡no creas que volveré aceptar tus miserables disculpas de mierda! -respondió del otro lado de la puerta. Ella se escuchaba realmente furiosa, y justo ahora dudaba en volver a tocar. Por lo regular yo siempre pagaba los platos rotos de las personas enojadas, bueno, al menos eso sentía cuando me trataban mal o me gritaban.

Pero algo me decia que ella no era así, quizá necesitaba de una amiga, y yo podria ser eso, una amiga para la señora Daniela.

Respiré hondo y volvi a tocar la puerta.

-Señora Evenson, soy Poché... yo... uhm... traje su desayuno, no quiero molestarla -escuché sus pasos acercarse a la puerta, pero no abrió.

- Tú...¿tienes hambre? -preguntó sin abrir la puerta. Aquello me hizo sonreir, pues yo esperaba gritos de su parte.

-No me dio tiempo de desayunar, asi que... si, tengo hambre -contesté con sinceridad. De un momento a otro abrió la puerta. Miré sus ojos rojos, humedos, hinchados; ella acababa de llorar. Lo que me enojó más fue ver la marca roja en su rostro, y su labio partido. Una Dama como ella no merecía tener esa marca de un golpe, ella no lo merece.

-Me he caido esta mañana -comentó bajando la mirada, y mi sonrisa se borró.

-Lo sé, vi cuando se cayó -contesté haciendo que me volteara a mirar con vergüenza -El desayuno se enfría -ofrecí la charola. Ella miró lo que contenía y sonrió cogiendo el lirio de color rosa que habia cortado de su jardín.

-Muchas Gracias, es muy bonita -dijo con una sonrisa. y yo asentí, atreviendome a pasar a su recámara por primera vez.

-Le dejo su desayuno, tiene que comer -indiqué dejando la charola sobre la mesa frente a su cama.

HAVANA [Caché]Where stories live. Discover now