✨Uno✨

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Habían pasado dos semanas desde el encuentro en la cafetería con aquella mujer misteriosa.

Estuve tres días pensando en lo que pasó, pero después de un tiempo dejó de tener importancia.

Yazmín se lo contó a todos los amigos con los que nos juntamos, con Anahí nos reímos una y otra vez de sus ocurrencias sobre aquella mujer.

Eran las 6 a.m, mi alarma empezaba a sonar. La apague rápido y me levanté de un tirón, escuché como mis papás salían con el auto a su trabajo.

Son abogados y tienen su estudio jurídico en Recoleta, pero nosotros vivimos en Belgrano, así que tenían un buen viaje.

Me bañé, me cambié con un outfit que pensaba sería genial para dar una buena impresión, total el resto del año solo iba a usar ropa de danza.

Me decidi por una sandalias color café, un pantalón capri blanco, una remera también café y un bolso negro.

El pronóstico decía que la máxima para ese día eran 27°c y solo tenía que estar en las mesas para tomar exámenes, así que no era una preocupación.

Salí de mi habitación y pase por la de mis hermanas, todavía dormían obviamente, ellas seguían de vacaciones.

Tengo dos hermanas más chicas, Ariadna de diecisiete y Astrid de doce.

Bajé rápido las escaleras y me dirigí a la cocina en búsqueda de algo para desayunar, comí un yogurt, unas tostadas y una fruta.

Para cuando termine ya eran cerca de las 7 a.m, así que me lavé los dientes y salí a tomar el colectivo que pasaba a una cuadra de mi casa.

El reloj estaba por anunciar las 8 de la mañana.

Yo ya me encontraba en la recepción del colegio, observando como todo a mi alrededor, que antes había estado desierto, esta vez estaba lleno de vida.

Profesores hablando entre ellos amistosamente, algunos alumnos consultando las aulas donde les tocaba rendir, otros con papeles en las manos nerviosos charlando sobre los temas.

Estaba tan ensimismada mirando todo que no me percate de la mujer que estaba a mi lado llamándome, hasta que me tocó el hombro y me sacó de mi mundo.

Era la recepcionista del colegio, una chica de unos veinticinco años, bajita, muy alegre y amable, creo que cuando la conocí la primera vez había dicho su nombre, pero estaba tan nerviosa que no lo recuerdo.

-¡Hola!- dijo con mucha energía.

Me hubiese molestado en otro momento que sean tan felices tan temprano, pero quería causar una buena impresión, así que le sonreí y devolví el saludo

-Hola, ¿Cómo estás?- pregunte más como una formalidad

-Bien, gracias, ¿Qué materia dabas? Así te digo el aula al que tenes que ir, se supone que en diez minutos empiezan a tomar los exámenes- respondió a tal velocidad que me costó responder.

Entonces vi que esperaba mi respuesta

-Perdón, estoy media colgada, danza clásica para...- saqué un papel donde me había anotado al curso que tenía -...tercero, cuarto y quinto año- dije leyendo del papel en mi mano.

Ella dijo algo que mucho no entendí y empezó a caminar, así que la seguí. Subimos unas escalera y llegamos a un pasillo con varias aulas, llegó hasta la que parecía la más grande e ingreso, imite sus pasos y entré.

En el aula había unos 20 alumnos, y tres profesores.

Una de las profesoras, una mujer mayor, me miró

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