El último lunes de Abril no fue nada especial, sus tonos grises y sombríos cada vez eran más habituales.
Los árboles se terminaban de desnudar para recibir pulcros al otoño en su máximo esplendor, las personas empezaban a tener cada vez más cara de pocos amigos y los enojados con el frío eran más frecuentes.
Los niños de la primaria encapuchados y abrigados como osos de peluche entraban en fila de las manos de sus padres hacia su edificio.
En cambio, en mi edificio se observaba una turba de adolescentes vestidos de verano, como si el frío no les hiciera ni cosquillas, todavía se veían polleras cortas y camisas, también remeras o shorts de gimnasia. Verlos me causaba más frío del que mi cuerpo ya acumulaba.
El frío es de mis cosas preferidas, no pregunten por qué, ni yo lo sé.
Como siempre me presenté en recepción a firmar mi ingreso y saludar a Juliana, quien me regaló media sonrisa con un poco de pena.
Últimamente no había tenido buena cara, o buen ánimo, mi cara de pocos amigos con mis colegas decía todo, solo quería trabajar e irme.
La facultad también me empezaba a consumir de a poco y vivir sola me dejaba mucho tiempo para darle más vueltas a todo lo que entraba en mi cabeza hasta quedarme dormida.
Mis días los alegraban mis alumnos, que con sus ocurrencias me sacaban una sonrisa o me ponían de buen humor.
Cate aparecía en mis sueños y siempre me hacía sufrir su indiferencia. Me despertaba a mitad de la noche pensando otra vez en eso y como podía dejarlo de lado.
Dos días después de mi charla con Santiago me levanté para el plan de seguir adelante, pero llegué al instituto, otra vez mis sentimientos de vacío e inseguridad me atormentaron. Así que decidí que quizá terminaría Abril dejándome sentir todo lo que sentía sin reprimirme o sobreponer a alguien que en ese momento no era.
Llevo dos semanas con mi nube de mal humor y tristeza, creo que las personas alrededor mio se empiezan a mimetizar y no me gusta para nada.
El otoño no ayuda, y la rubia menos, porque siguió espiando como siempre.
Almorcé sola casi las dos semanas, menos dos o tres días que Rebeca pudo quedarse a almorzar conmigo. Ella era como un respiro gigante para poder ahuyentar todo lo que estaba en mi cabeza por dos horas mientras hablábamos de notas y alumnos.
Mis clases de la mañana del jueves habían terminado, así que me dispuse a caminar hasta el buffet para poder tomar un té, no tenía mucho apetito.
En el camino me encontré con Nicolás, hacía un tiempo no lo veía y no teníamos ensayo general para el festival de mitad de año.
Ahora en la secundaria estábamos preparando una muestra y también exámenes para el fin del trimestre en mayo.
Se venía un mes intenso.
Definitivamente.
-Ey, ¿Y esa cara? ¿Mucho ensayo?- decía Nico mientras caminaba a mi lado.
-Muchas responsabilidades terrenales y espirituales- respondí riendo.
Siempre hablamos de horóscopos o cosas espirituales. Así que era un pequeño chiste interno.
-Definitivamente- alzó las cejas y miró hacia el frente
Entramos al buffet y nos sentamos en la mesa más pegada a las ventanas por donde los rayos del sol entraban y te abrazaban de una forma relajante.
-¿Cómo van con la preparación para los exámenes?- Nicolás miraba por la ventana a los alumnos que marcaban pasos fuera.
-Bien, la verdad no creo que ninguno desapruebe, por lo menos la parte práctica. En la teórica son medios vagos- le explicaba mientras también miraba a los chicos bailar.
BINABASA MO ANG
All I Want
Fanfiction"Nunca había conocido a una persona que me haya hecho sentir tanto como ella." "¿Algún día vamos a dejar de lastimarnos?" "Aprender a amarte fue lo mas doloroso que hice, pero aca estoy y no se como llegué." Las vueltas de la vida pueden ser crueles...
