25. Preciosa

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Jackson Vanderholl debía admitir que se sentía como pez en el agua en el interior del Necromancy ya fuese en la parte superior donde tenía lugar el sexo de pago, el inusitado coqueteo, la música, la venta de alcohol e incluso de drogas o ya fuese en la parte subterránea del club donde se desataba la total depravación y los más bajos instintos que un ser humano o no, pudiese comprar dentro y fuera de Las Vitrinas.

Mientras se paseaba con una copa en la mano podía ver al otro lado de la barra como una de las nigromantes inclinada sugerentemente sobre la barra jugaba con la corbata de un tipo trajeado mientras que sacaba una de las dos cerezas que flotaban en el interior de la copa que sostenía nerviosamente el tipo y se la llevaba a la boca deslizando su lengua muy lentamente por ella hasta cerrar sus labios sobre esta y hacer que el tipo trajeado se estremeciese y la respiración se le entrecortase por la excitación.

Jackson sonrío escondidamente al sentir esos retazos de placer que manaban de cualquier parte del club y los cuales utilizaba como tentempié hasta que le llegase la hora de tomar una buena comida y lo disfrutaba.

No fue hasta que dejo el vaso sobre una de las altas mesas lacadas negras cuando vio la rubia melena desaparecer por uno de los pasillos de forma inconfundible cuando la reconoció.

Ciara Landrove acababa de llegar al club, muy posiblemente para preparar el vestuario nuevo que ella e Imara se habían estado encargando de renovar desde hacía un par de días atrás.

Su cuerpo reaccionó al instante y no tardó en dirigirse a las escaleras que descendían a la parte subterránea del club varios minutos después de que ella hubiese desaparecido.

Cuando descendió las escaleras supo exactamente donde debía encontrarla, y no se equivocó al dirigirse a los espacios reservados a los nigromantes porque Ciara estaba de pie separando algunos vestidos de otros mientras los colgaba en la larga barra metálica llena de prendas que ocupaba el extremo de la pared.

Jackson se fijo en ella.

Rubia, esbelta, delicada.

Sus intensos y azules ojos concentrados en el más mínimo detalle de la prenda que estudiaba en la mano antes de introducirla en la percha para colgarla junto al resto.

Vestida con un vestido celeste largo abierto desde la parte alta del muslo hasta el suelo por ambos lados y un escote redondo que caía delicadamente sobre sus brazos.

El abrigo blanco que acababa de quitarse y con el que la había visto entrar tendido sobre uno de los aterciopelados sofás a un lado de ella.

Jackson la vio tomar un conjunto de lencería blanco y acariciar el delicado encaje muy suavemente sin percatarse de su presencia siquiera cuando se acercó a ella.

—¿Por qué no te lo pruebas? —sugirió el incubo pegando su cuerpo desde atrás al de ella mientras su mano se deslizaba con suavidad por la tela que cubría su vientre.

Ciara que dio un ligero respingo al sentirle, intentó volver la cabeza pillada en falta y enrojeció ligeramente con el conjunto aún en la mano apartando la mirada de él.

—Vamos, lo estás deseando y seguro que te queda muy bien —le insistió él apartándose un poco de ella para colocarse justo enfrente fijándose en las prendas e imaginando ya el como le sentarían cuando lo hiciese—. Creí que traerías el collar que te regale.

Ciara que levantó la vista al oírle hizo un quedo gesto.

—No quería que se me rompiese o...

—Tranquila, no tienes que darme explicaciones acerca de eso —dijo Jackson llevando la mano a su rostro antes de inclinarse besándola muy dulce y suavemente—. Solo quería asegurarme de que entre nosotros sigue yendo todo bien.

La Nigromante (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora