50. Ayuda

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Jackson Vanderholl no sabía exactamente que hacer para recuperar lo mucho que se había visto forzado a dejar atrás por la dura valkiria.

Exiliado a la fuerza de su propia vida y del club, veía sus recursos cada vez más limitados y recurrir a Ciara o a Vex, ahora mismo no era ninguna opción.

Volvió a pensar en su hermano Asher, pero la propia idea se deshecho por si sola cuando su mente le recordó la de años que llevaba tratándole con sorna y desprecio.

Pensó en Sondra, la súcubo siempre se había portado bien con él considerándole una trivial compañía tal vez en lugar de una amenaza pero sabía el aprecio que en el fondo Ciara había logrado despertar de algún modo en ella aunque la súcubo se mantuviese distante de las relaciones personales así que si Sondra se había acabado enterando de lo ocurrido a estas alturas de la película lo más lógico es que no le quisiese ayudar.

Pero simplemente no había nadie más.

Asustado y tembloroso aún Jackson se escabulló hacia la zona del personal del Abstraction, y logró subir por las escaleras sin ser visto.

Los primeros pisos le preocuparon poco pero el lograr alcanzar los niveles superiores hizo que el estomago le diese un vuelco y se le encogiese.

A mayor nivel, mayor peligro y más feroces criaturas.

No tenía nada claro la hora que era pero a través de algunos ventanales tintados podía deducir la cantidad de luz solar que había fuera así que suponía que debía ser algo más del mediodía.

Quizás el comienzo de la tarde.

No sabía con seguridad cuanto tiempo había pasado dormido o más bien desmayado en el subsótano del edificio como una alimaña asustadiza pero su cuerpo y su mente pasado todo este tiempo había comenzado de nuevo a fusionarse y a trabajar para obligarle a salir de aquel mohoso lugar.

Lo más probable es que Sondra ya hubiese regresado de aquella fiesta para la que la contrataron junto a Asher, y la ventaja con la que creía que jugaba Jackson suponía que era la misma de siempre.

El hambre.

La voraz hambre que devoraba por dentro a la insaciable súcubo.

Vex solía permitirle alimentarse muy poco, era una condición crucial a la hora de permanecer en el club, y no vagando por aquellas calles siendo un peligro constante para todos y viéndose amenazada por otra clase de criaturas puede que aún peores como bien podrían ser los humanos.

Jackson solía alimentarla cuando Vex notaba que la debilidad ya era demasiada en la súcubo pero nunca era suficiente.

No para él, y ciertamente mucho menos para ella y aunque Sondra jamás le había permitido alimentarse de ella por considerarlo un acto demasiado personal e intimo entre súcubos e íncubos, le había permitido tener sexo con ella y alimentarse de esos retazos de energía sexual que se habían ido desprendiendo como míseras migajas.

Lo cierto es que para él aquello era más que suficiente, la súcubo siempre había despertado una especial fascinación en él que hacía que se sintiese irremediablemente atraído y embelesado por ella, tanto que de haberle pedido que matase al mismísimo Vex y huyese con ella, él estaba convencido de que lo habría hecho.

Le hubiese gustado el poder trabajar mucho más con Sondra en el club pero ese privilegio se le había negado constantemente, y Vex había utilizado a Asher para ser el protagonista de los más turbios y depravados deseos junto a ella en La Vitrina Negra y La Vitrina Roja.

Mentiría si no admitiese que aquello había despertado sus más destructivos celos en él, y sería hipócrita no aceptar que había hecho a Ciara pagar por ello como si de la propia Sondra se tratase.

La Nigromante (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora