Una Silla rota

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-Soy frío por defecto- respondo mientras me levanto de inmediato y miro la silla en la que estaba sentado hace tan solo unos segundos, una de las patas traseras estaba rota y esa parecía haber sido la causa de que me cayera.

-Es de metal, me extraña que se haya roto- Su comenta mirando mi silla y acercándose para ver más de cerca.

Mientras ella sigue con lo suyo yo me fijo en una ¿lamina? ¿o una hoja? hecha de metal, al acercarme a ello me doy cuenta de que se parece a una sierra pequeña, la tomo rápidamente mientras miro alrededor, bajo la mirada y veo unas trazas de metal en polvo.

-Su- la llamo y me mira rápidamente- vámonos-veo su expresión confusa.

-¿Que? Pero si acabamos de llegar aquí, ¿realmente te ha asustado tanto lo de la silla?- recojo nuestras cosas y la sujeto del brazo, nos saco de ahí a toda velocidad- una vez que salimos de la escuela me doy cuenta de que quizás había exagerado un poco, pero recuerdo la sierra metálica y sigo hacía delante, sin creerme que Su confíe tanto en mi como para dejar que la lleve a donde quiera sin pregunta alguna- Lur- me habla y me detengo- ¿Qué está pasando?- me detengo y la miro preparado para explicarle lo que había visto.

-Había una sierra y rastros de metal en polvo...- la veo con una expresión de sorpresa- alguien no quiere que hablemos... creo que era una especie de aviso- la veo sacar su teléfono y acercárselo a la oreja- de repente noto mi móvil vibrar, ella cuelga.

-Quedemos en un lugar mañana, envíame un mensaje a mi número en cuanto sepas que estés solo, necesitamos hablar de todo esto- me sonríe- finjamos que no ha pasado nada, y si nos han visto digamos que querías declararte y que te he rechazado, así nos dejarán en paz, ¿si?- asiento ya que no puedo hacer nada más, la veo irse y tras un rato entro yo también, acabamos la reunión para el proyecto y voy hacia casa junto a Damien.

-Lur... lo siento mucho no pensé que te fuera a rechazar- habla mi mejor amigo.

-No pasa nada, nos vemos mañana- entro a mi casa y me dejo caer sobre la cama.

Mi pecho comienza a doler con fuerza mientras comienzo a llorar, recordando su sonrisa mientras hablaba tan naturalmente sobre rechazarme, aunque fuera falso me hacía pensar aún más en que no tendría ni una oportunidad.

Mi sumiso heteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora