•Veinticuatro•

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Sentí que mi alma se rompía en mil pedazos tras pasar las puertas de Hogwarts.

Todo fue el caos completo cuando Harry, o más bien Ron, había destruido el último horrocrux.

Voldemort había muerto pero habíamos sido unos ingenuos, él no era el problema, nunca lo había sido, o más bien lo dejó de ser cuando mi madre perdió la locura y decidió volverse del otro lado.

Todo era un ejército de mortífagos que mataba sin alma a cualquiera que no fuese de los suyos y todo eso eran órdenes de aquella mujer que por desgracia yo era de su sangre.

Había un plan que ella quería cumplir, que yo me convirtiese en mortífaga y fuese su mano derecha cuando ella liderase, aunque ya estaba teniendo todo el caos en sus manos sobre el mundo mágico.

-¡Seguimos buscando la manera de detenerla!- reprochó Remus ante aquellas personas que ponían en duda todo nuestro esfuerzo.

Los mareos, dolores de cabeza, pesadillas y visiones se estaban volviendo comunes en mi, ya ninguna poción valía contra el poder de mi madre, aunque yo tenía poderes que mismamente heredé de ella.

-¡Lo que se debería es de haber hecho bien las cosas desde un principio, no enfrentándose contra algo tan peligroso cinco personas!- la voz de Snape fue fríasu mirada fue hacia Thonks, Remus, Sirius, Harry y yo.

-¿Y porqué no le damos lo que quiere?- todo quedó en silencio.

Son muchos meses de sufrimiento, quería terminar con esto.

-¿Entregarte?- Remus bufó irónico.

-Sabes perfectamente que eso no pasará,hija- Sirius posó su mirada rápido evitando que yo siguiese con el tema y siguieron hablando de posibles soluciones.

Spoiler; cuando algo se me mete en la cabeza no hay quien me frene.

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-¿No quedan muchos alumnos?- pregunté a Harry mientras íbamos por los pasillos.

-Muy pocos, solo los que están dispuestos a luchar-

Hogwarts todavía era habitable y "seguro" lo que dolía era ver lo solitario que estaba, incluso las personas de los cuadros estaban tristes o aterradas.

Él único peligro era que fuera de Hogwarts había dementores.

-¿Has visto si quedan de Slythering algunos?- miré a Harry, él negó con la cabeza de forma vaga.

-Yo ya sigo por aquí sola, descansa- señalé las escaleras que llevaban a las mazmorras, abracé a Harry antes de que hablase.

-No deberías huir de esa manera de ella, estás terminando de matarla Jannet- al separarme miré hacia todos lados menos a su cara u ojos.

Estaba huyendo de Hermione.

De no verla o no cruzarmela en alguna reunión, en la comida o por los pasillos, porque como estaba claro ella estaba luchando en esta batalla.

-Esto terminará pronto Harry, y ya no huiré nunca más- suspiré antes de darme la vuelta y bajar las escaleras.

Al entrar a la sala común un mal sentimiento cruzó mi interior.

Todo estaba tan solo, frío y vacío.

Con un hechizo la chimenea se encendió, di una fuerte respiración y miré hacia el alrededor.

-Parece como si nadie hubiese estado aquí- mis ojos se cristalizaron ante los tantos bonitos recuerdos que pasé en aquella sala.

Me senté en el suelo con mi espalda pegada a él sofá frente a la chimenea, abracé mis rodillas y me empecé a acostumbrar al calor que me daba mi Jersey y la chimenea.

Sentí un sonido de sorpresa y después como unos fuertes brazos me abrazaban por detrás.

-Por Merlín Jannet- susurró la voz de Pansy entre mis brazos.

Un fuerte golpe de alegría inundó mis venas, le correspondí el abrazo y cuando me separé de ella y vi las personas que había detrás mis ojos volvieron a cristalizarse.

-No sabes cuántos crucios te echaría ahora mismo encima- no podía creer que estuviese escuchando de nuevo la voz de Draco Malfoy.

Tras aquellas palabras poco sensibles, me dio una sonrisa de lado y sus brazos me abrazaron de tal forma que a su lado me sentí pequeñita.

-¿Porqué Jannet? Simplemente porqué- por primera vez noté vulnerabilidad en la voz de Pansy.

Me senté con los dos frente a la chimenea mientras les contaba todo lo sucedido meses atrás.

-¿Y porqué no hablaste con nosotros? Te podríamos haber ayudado- la voz de Draco salió muy ofendida.

-Vuestras vidas también corrían peligro como para pediros ayuda- negué con la cabeza.

-Por lo menos no eres ninguna fugitiva, o no estás...-Pansy no terminó.

-Muerta- terminó Draco con un hilillo de voz molesto.

-¿Me habían considerado muerta?- fruncí el ceño confusa.

-Hazme caso que esas personas no terminaron bien- Draco pasó su lengua por los dientes frontales y después miró hacia otro lado.

-No sé si te comentaron que desde el principio de curso todo era muy tenso, cada vez fue de mal en peor, como si se supiese que una guerra estaba por venir-dijo Pansy.

-Y aquí estamos, en una guerra- dije yo, sintiendo esa punzada de culpabilidad.

Tras unas palabras más con ellos terminé despidiéndome para irme a dormir, Pansy me avisó en que fuese a nuestra antigua habitación, que mi cama seguía ahí y nadie la había tocado.

Al llegar a esta se olvidaron de comentarme un pequeño detalle.

Camila.

Nuestra habitación había cambiado y es que ahora había una tercera cama, la segunda no estaba ocupada por nadie y esa era la mía.

No habían querido tocarla...

Aunque la tercera si estaba ocupada y era por Camila.

-¿Jannet?- levantó la vista de su libro, rápido reconocí ese pelo corto castaño y aquellos ojos del color de su pelo, llevaba unas gafas que agrandaban un poco sus ojos.

-A ti tampoco te esperaba- mi voz salió incrédula.

Saltó de la cama y fue directo por mi a darme un abrazo.

-No sabes lo mucho que has hecho falta estos meses- dijo en voz suave contra mi pelo.

Me aferré a ella y solté el aire de mi nariz.

Al separarse se quedó mirando mis ojos y después su mirada fue hacia mis labios.

-Me has hecho falta- susurró contra mis labios.


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ꜱᴏʟᴏ ᴜɴᴀ ᴠᴇᴢ~ ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora