ESTA HISTORIA TIENE FINAL, PERO DEJÓ DE SER ACTUALIZADA Y LA HISTORIA NO SE CONTINUÓ, AUNQUE SE LE DIO UN FINAL.
Ser hija de Sirius Black nunca fue fácil, mucho menos cuando se le consideraba fugitivo peligroso de Azkaban.
Pero después de todo, las...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
"A veces nos llegamos a creer las palabras sin nisiquiera fijarnos en los hechos"
—Hermione Granger
------------------------------
Hacíamos las maletas de vuelta a Hogwarts, Hermione estaba subida en su maleta e intentaba cerrarla.
—Yo no me había traído tanta ropa —dijo de manera costosa mientras intentaba cerrar su baúl.
Reí y me acerqué a uno de los cajones donde había guardado su ropa para ver que no se había dejado ninguna prenda mezclada con las mías.
Miré entre mis prendas cuando encontré su vestido de noche negro, debajo de él había una carta escondida.
Miré de reojo a Hermione, esta se veía bastante ocupada con su ropa.
Abrí un poco la carta, era larga y no estaba firmada, suficiente como para saber que no era de sus padres.
La metí en el borde de mi pantalón cubriéndolo con mi camiseta.
—Tu camisón— cerré el cajón y se lo tendí.
Levantó la vista hacia mi, quiso hablar pero no dijo nada.
—Deja yo te ayudo –la aparté suavemente y metí su camisón, con un gesto de mi varita toda la ropa entró de manera ordenada, cerré la maleta sin problema —Eres inteligente, pero no ingeniosa —sonreí burlona y señalé con mi cabeza la puerta.
Tomó su baúl y bajamos hacia el salón.
—Vamos, vamos —dijo Molly mientras los demás salían por la chimenea con los polvos flu.
Me acerqué a papá.
Se mantenía de pie sujetándose de manera discreta a la pared.
—Te echaré de menos –suavemente lo abracé, su agarre en mi espalda fue delicado —Por favor, déjame ayudarte papá, se que no quieres que me entrometa pero necesitamos una solución —supliqué.
Sus ojos se veían cansados, suspiró.
—Bien, cariño, pero no gastes tu energía en ello —acarició mi mejilla y besó mi frente.
Me despedí de Thonks y Remus y salí por la chimenea llegando al andén 9 3/4.
Nos montamos en un vagón solo para nosotros y después de colocar mis cosas me dirigí al baño, me encerré en uno y saqué la carta de mi pantalón.
Cuando la abrí lo único que podía ver era garabatos que no entendía, como si las letras se hubiesen entremezclado, saqué mi varita e hice un hechizo de revelación.
Mis dedos sobre la carta se quemaron.
—¡Ahg!– la tiré al suelo —¿Qué mierda?— dije mirando la carta en el suelo, sus letras desaparecieron, sin haber ya nada escrito en ella.
