6. Negocios

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ANDY

- ¿Siempre tienes que seguime a todos lados? - Pregunté a la chica sentada frente a mis pies.

Ella me lanzó una mirada asesina. Tenía una curiosa y divertida forma de molestarse esta chica, era como un cachorro de chihuahua gruñendo y mostrando sus recién nacidos colmillitos.

- ¿Y tú siempre tienes que ser un idiota? - Yo reí ante su contestación.

- Eres un poco agresiva, preciosa, ¿te lo han dicho?

- Y tú un poco irritante, ¿te lo han dicho? - Ella volvió su vista al libro que estaba entre sus manos, intentando ignorarme, como siempre lo hacía. Me senté junto a ella y eso pareció hacer que se tensara.

- Algo me dice que no te agrado mucho. - Dije mientras me llevaba el cigarro a los labios.

- Oh, ¿en serio? - Respondió sarcástica mientras ponía los ojos en blanco, y de nuevo no pude evitar una carcajada.

La observé unos momentos. Tenía puestos unos jeans ajustados, un suéter de lana gris con un enorme corazón negro en el frente y unas botas negras impermeables. Su rostro se veía muy joven e inocente, gracias a la luz de las farolas de la casa, su piel parecía ser de porcelana fina y frágil.

- No me mires. - Dijo Odette con voz dura. No había despegado la vista de su libro.

- ¿Por qué no he de mirarte? Eres un tanto graciosa. - Ella me miró extrañada. - Es una imagen muy cómica el ver a una chica en una fiesta leyendo en el jardín trasero.

- No entiendo el chiste en eso.

- Que te ves como una anciana biblotecaria aburrida y gruñona. - Contesté con una sonrisa burlona, aunque eso era mentira. Ella se veía muy linda, ignorando al mundo leyendo. Era una imagen que me volvía al pasado, viendo a mi madre en su habitación leyendo tranquilamente en su mecedora de caoba fina y yo de seis años, mirándola como si fuera la obra de arte más bella del mundo.

- Si no te gusta, entonces no me mires. - Respondió con dureza mientras volvía la vista a su libro. Eso era un enorme defecto que encontraba en Odette. Ella era un tanto temperamental.

- Será mejor que le digas a tu novio el corredor que necesitas una buena cogida, te estas poniendo un poco amargada. - Bromé. Ella inmediatamente me miró con los ojos abiertos como platos y su rostro se puso colorado como jitomate. Se levantó de su lugar y se paró con firmeza frente a mí. Yo la imité para ambos quedar cara a cara... o algo parecido. Vaya que era bajita. Un metro con sesenta y algo le calculaba de altura más o menos, casi como Juliett.

- Eres un verdadero patán. - Dijo ella enojada. - ¿Cómo te atreves a decirme algo así? A demás, Dereck es mi mejor amigo, no mi novio.

- En ese caso podrías rentarme por un rato y verás como valgo la pena. - Ella pareció enfurecer aún más.

- Eres un... eres un...

- ¿Odette? - Escuchamos a alguien gritar desde la puerta de la casa. El idiota de Cowell. Él caminó hasta nosotros y se colocó junto a Odette. - ¿Está todo bien?

- Sí, todo bien. - Contestó Odette sin despegar su asesina mirada de mí. Agradezco que las miradas no maten, porque si no, ya estaría hecho mierda.

- Ven, vamos a dentro. - Le dijo Cowell mientras le tomaba la muñeca. Eso me hizo sentir un poco... ¿incómodo? ¿extraño? ¿molesto? Él me miró entonces con severidad, como su me estuviera advirtiendo algo.

- ¿Tienes algún puto problema, Cowell? - No me había dado cuenta que soné muy atacado hasta que las palabras salieron de mi boca. Ethan y Odette me miraron sorprendidos, yo estaría igual si pudiera verme a mí mismo. - A la mierda. - Dije de pronto y decidí regresar a la fiesta.

Amarte a MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora