15. Demonio

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ANDY

- ... Y recuerden que necesitan entregarme la planeación de su proyecto de fotografía para la otra semana, jóvenes. - Comentó el señor Hylan. Aún no me acostumbraba a ver a un hombre tan joven como mi profesor, es decir, la mayoría de los maestros aquí le habían dado clases al mismo Aristóteles, así que ésto era como tener de profesor a mi hermano mayor Marcus. - Eso es todo por hoy. - Concluyó con la clase finalmente. - Los veo el Viernes, chicos.

Comencé a guardar mi cuaderno perezosamente en la mochila, al igual que todo el salón. Me sentía bastante cansado por la falta de sueño anoche. Salí del salón de clase, no sin antes observar como varias de las chicas del salón se despedían del señor Hylan de la forma más coqueta posible. Zorras.

- Wow, te ves jodido, Ryder. - Escuché a Connor burlarse. Él estaba fuera de mi salón, recargado en la pared de casilleros.

- Tú también te verías así si no durmieras bien una noche entera.

- Vaya, Scarlett tiene mucha batería entonces. - Bromeó. Ambos comenzamos a caminar hacia la cafetería. - La vi en clase de biología y se veía normal.

- No fue ella.

- ¿Ah no? Pues déjame decirte que te gusta el peligro. Si Scarlett se llega a enterar, te meterá sus botas de tacón por el...

- No fue una chica. - Respondí al borde de una carcajada. - Fue un maldito sueño.

- ¿Pesadilla?

- Sorprendentemente no. - Cruzamos las enormes puertas dobles de la cafetería y nos dirigimos a nuestra mesa de siempre. Aún no había nadie en ella. Seguro todos seguían en clase. - Era un sueño... bastante raro.

- ¿Sobre qué era? - Preguntó, sentándose junto a mí.

- Sólo recuerdo una bailarina de ballet con con un tutú blanco y otra bailarina pero ésta vestía de negro. - Me miró extrañado.

- No me asustes, hermano. Sabes que yo no te estaré visitando en un hospital psiquiátrico. - Bromeó. - Aunque haría una excepción si tuvieras una enfermera linda.

Yo sólo rodé los ojos.

- Hola, Andy. Connor. - Llegó de pronto Verónica quien venia junto con Tara y detrás de ella, las gemelas Lily y Lucy Glover, seguidoras de Verónica por excelencia y ambas parte del escuadrón de las porristas. La rubia traía en ambas manos dos bandejas con comida, dejando una frente a mí, como pasaba desde que íbamos en secundaria.

- Hola chicas. - Saludó mi amigo también. Tara y yo fuimos los únicos en no decir ni una palabra.

Tara se sentó con nosotros pero Verónica permaneció parada junto a mí con su bandeja de comida en mano.

- Chicas, pueden ir a nuestra mesa, yo en un momento iré. - Y como un par de robots, las hermanas de cabello castaño y ojos miel, obedecieron sus ordenes sin titubear. - Andy... - Llamó mi atención con su típica voz chillona. La miré, notando que me sonreía coquetamente. - Estaba pensando en que... Bueno, como estás en el comité del baile de bienvenida...

- Espera un minuto. - La interrumpí. - ¿Quién te dijo eso?

Ella sólo quedó sorprendida ante mi reacción mientras yo notaba como le lanzaba una mirara rápida a Connor. ¡Hijo de puta! Lo miré de mala gana. Él intentó mirar hacia otro lado, pero después de unos segundos de mirarlo con culpabilidad, entonces el soltó un suspiro de derrota.

- ¡De acuerdo! Lo admito. - Habló de pronto levantando las manos. - Tal vez lo mencioné rápidamente.

Tomé una papa frita de la bandeja de comida frente a mí para arrojarla en su dirección, estrellándose en su frente y dejando una mancha de salsa de tomate sobre su ceja.

Amarte a MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora