XIV

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*UNA NUEVA ALIADA, UNOS TINTES QUE DEJAN ESPANTOSO EL COLOR DE PELO Y UN VIDEO QUE CORRE POR LAS REDES COMO DINAMITA*

Es la puerta de los vestuarios. Mierda.

Me escondo detrás de una columna y veo que es una animadora. Salgo, y la chica se asusta al verme.

—Hola —sonrio falsamente.

—¿Hola?

—Eres animadora ¿verdad? —claramente lo es, tiene el uniforme azul y blanco, los colores de la universidad, puesto. Ella slo asiente, no muy segura de por donde va esto—. Y... ¿eres amiga de Abby y Rose? 

—¿Yo? —ella solo suelta una carcajada incrédula—. No. Ni de broma. El año pasado me sabotearon un salto que haría que aspirara a ser una de las capitanas. ¿Por qué?

—¿Tu me podrías dar el numero de sus taquillas?

—Solo tendría que buscar en la lista.

¿Qué lista?

Saca el teléfono y empieza a buscar. Yo solo la observo detenidamente. No me suena de nada. Es una chica alta, muy alta y delgada. Tiene el pelo castaño y los ojos verde esmeralda. Sin duda, podría ser modelo. 

—Cada semana... —empieza a explicar—, nos cambian los números y nos mandan un correo con los nuevos. En la lista salen los números de las otras. 

Bueno, tengo una liada por si volviera a necesitar los números.

—En de Abby es 1227 —lo apunto en el móvil—. Y el de Rose es... —baja el dedo por el teléfono—9615. ¿Puedo preguntar porque los necesitas? —la chica levanta su mirada, me mira curiosa.

—Mañana lo sabrás —me dirijo a la puerta, con aires de misterio—. Ah, y gracias.

Salgo y me voy a la fraternidad.

***

Estamos esperando que las animadoras que faltan por irse se vayan a su entrenamiento. Estamos las tres escondidas, apelotonados en el vestuario de chicos. Porque esta, bueno, casi vacío, porque hay un chico muy raro sonándose los mocos. Asqueroso. Tenemos la puerta abierta solo un centímetro, lo suficiente para poder observar a las animadoras irse al entreno.

***

Una vez, estamos seguras de que se han ido todas entramos. Como pensamos: estaba desierto. Vamos a la sección de animadoras.

—Rea ¿me dictas los números? —ella asiente, le doy el papel con las claves, que me dio aquella chica, para que me diga los números.

—¿De quien? —me pregunta.

—De... Rose

Rea me dicta los números, y después a Nat los de Abby. 

Nat y yo empezamos a sacar las cosas que tienen las chicas en sus taquillas, mientras que Rea saca los tintes y lo prepara todo.

Saco el estuche, donde Rose guarda sus jabones, cosas de maquillaje y todo lo relacionado con eso. Saco el champú y el acondicionador, abro la tapa del bote. Le doy a Rea y ella empieza a hacer la mezcla y Nata hace lo mismo con la de Abby. Yo abro los otros potingues.

Todo marcha según el plan. Hasta que la puerta se abre. Nos quedamos paralizadas, en nuestro sitio sin movernos ni un milímetro. Tendríamos que haber puesto a alguien de guardia. Seremos idiotas...

una más de la fraternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora