Cuento Viejo

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"Elena, ¿Quieres ser mi novia?"

— Es increíble. — Dije impresionada. — Si.

El me besó lento. Y yo coloque mi mano en su cuello.

— Me gustas mucho, Marco Eduardo

— Ufaaa... Tu no sabes lo loquito que me traes.

Marco solo saco la mano de la rueda de la fortuna e hizo una señal con el pulgar y todos aplaudieron.

— Gracias. — Dije sincera.

— Te lo mereces. — Dijo besando mi nariz.

— Y... Cuáles son las noticias.

— ¿Noticias? — Dijo muy nervioso.

— Victor, dijo que tenias noticias.

— Ta loco. Mi compadre. — Dijo con la voz casi temblando.

— Me ocultas algo. — Dije segura.

— Elena...

—  Está bien... Si no me quieres decir, no importa.

La rueda seguía girando. Él se mantuvo callado hasta que llegamos arriba. — Mi padrino me ofreció el puesto de patrón.

— ¿Que? Marco, pero si aceptas. Ya no podrás salirte de eso. Tienes que ver por tu seguridad, arreglar lo de Iván y Ovidio. Encargarte del ranch roll

— Elena, acepte.

— ¿Que?

— Quiero hacerlo. Se que puedo... Creí que ya habíamos hablado de esto. Dijiste que me amabas y no importaba.

— Pero ahora estarás más en riesgo... Y a como están las cosas...

— Yo voy a poner orden. — Dijo firme. — No tienes ni idea de cuántos hombres están ahora a mi cargo. Cuánto dinero manejo. Te puedo comprar lo que quieras, cuando tú quieras, te daré dinero cada semana. Será tuyo. Lo podrás gastar en lo que sea y no sean mil o dos mil pesos.

— Marco...

— No tienes que ir a la universidad, yo viajaré de ves en cuando y tú vendrás conmigo. Te llevaré a conocer cualquier parte del mundo. — Decía emocionado mientras mi ilusiones caían.

— Marco... Yo quiero ir a la universidad.

— Pero...

— Amor es un internado. Tengo que vivir ahí... Tengo que estudiar mucho.

— Me vas a dejar...

— No digo eso... Digo que voy a ocupar mi espació. Que voy a luchar duro por mis sueños.

— ¿Que hay de los míos? De que estés a mi lado...

— Lo estoy, y lo voy a estar siempre... Pero corazón tu tampoco puedes ser egoísta conmigo.

— No ocupas estudiar tengo suficiente dinero..

— No es dinero, amo lo que hago, por eso empecé joven. Quiero aprender ayudar a las personas.

Él me miró serio sin decir nada y me dió una sonrisa triste.

— Lo vamos a arreglar. — dije tomando su mano. Después de esa plática y parecía verse muy serio. En la cena estuvo algo callado y no soltaba mi mano.  Cuando dormíamos lo hacía abrazándome muy fuerte y si quería ir al baño se despertaba de un brinco creyendo que me iba.

Los demás días fueron algo secos, Marco se comportaba distante, siempre estaba trabajando. Solo cenabamos juntos y algunas veces en silencio, se notaba cada vez más triste. Los días se me hacían cada vez más largos y grises.

Sabía que el hecho de que quisiéramos futuros diferentes algún día haría peso en nuestra relación, pero pensé que sabríamos resolverlos. "Que tonta" pensé.

Una mañana siguiente muy temprano, ya no estaba. Suspiré y me cambié por ropa deportiva.

Había varias camionetas afuera de la casa.

— Patrona ¿Ah dónde va? — Pregunto Luisillo.

— Voy a correr al parque de aquí.

— Una camioneta la acompañará.

— ¿Que? No, no. Es dentro de la misma privada. — dije riendo

— Su seguridad y la del patrón es lo primero. — Dijo abriéndome la puerta de una camioneta.

Fastidiada me subí y me llevo al parque estuve corriendo un rato y luego recordé que casi no había comida en el refri. Regrese a la casa por mi cartera y el mismo joven con otros dos hombres me llevaron al Walmart.

— ¿Podrían quedarse aquí afuera?

— Pero patró..

— Ya no me digas, así por favor. Me haces sentir vieja. Dime Elena, y nadie me va a querer matar en Walmart.

Los tres se miraron. — Está bien, la esperaremos afuera.

Camine a la entrada de la tienda notando como los tres mi miraban atentos.

Que estrés, pensé.

Tome un aguacate para ver si estaba duro cuando una voz me asustó tras de mí.

— ¿Apoco sabes escoger un aguacate?

No me olvides 2  - Markitos Toys -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora