Capítulo dieciséis

1.3K 166 107
                                    

La devastante noche del sábado arruinó la estabilidad de dos tercios de las afectadas, por no decir todas. Fue un cambio rotundo para como cada una veía las cosas, actos inesperados, traiciones y un amorío incompleto.

Necesitaron un día completo para poder acomodar sus ideas y planes a futuro, individualmente, estudiaron cada posibilidad, los pros y contras de las próximas decisiones.

Dejando de lado a Momo, Sana y Dahyun arreglaron juntarse durante la semana, cuando estuvieran listas para enfrentar la realidad, en sus corazones todavía había amor la una por la otra, y eligiendo la opción más racional decidieron hablarlo, para aclarar cualquier duda.

Sus cabezas estaban a la miseria, al borde de explotar de tantos siniestros pensamientos, totalmente corrompidas por la presencia de un cuerpo extraño, que las exprimió sin pudor, sacándole las ganas de un nuevo comienzo.

Se consumieron miles de minutos y segundos con la misma imagen en mente, antes de siquiera charlarlo, como si estuvieran conectadas.

Mientras que la japonesa mayor, aunque pareciera totalmente fría y sin nada dentro de ella, muy en el fondo estaba sufriendo una crisis, siendo atacada por la sensación de fracaso y culpa, en su cabeza ya daba por hecho que había perdido a su mejor amiga para siempre, y a su ex novia. Tuvo demasiado tiempo para pensar lo que había hecho, y en las consecuencias que esto trajo, siendo conciente de sus actos.

[...]

Sana y Dahyun habían arreglado, después de clases juntarse en un café cercano a la facultad para al fin sacar a la luz sus deseos, apenas salieron del aula se encontraron afuera para ir juntas a aquel lugar.

Una vez sentadas y con su órden en camino, no perdieron tiempo y comenzaron a escupir sus palabras en un relajado diálogo.

Ambas dentro suyo sentían una sensación de vacío y melancolía, siendo que en el pasado compartieron cientos de veces escenas como esta, como si se entendieran, parecía que no sabían qué decir, con solo mirarse a los ojos ya se descifraban, aún con todo lo que había pasado.

Sin embargo, había una pizca de enojo por parte de la japonesa que tenía que sacar, para liberarse de toda esa mierda que arrastró por tanto tiempo.

—Dahyun. — la nombrada la miró con su capuchino en mano, bien atenta, y algo asustada por el tono de la más grande. —¿Por qué nunca me dijiste que Momo te estaba chantajeando?

La coreana empezó a transpirar frío, mientras que Sana olía el miedo que en su interior tenía la interrogada.

Dahyun comenzó a tartamudear, sin poder pronunciar bien las palabras que tenía atragantadas, tomando aire para tranquilizarse.

—Lo sé, y lo siento, te lo tendría que haber dicho desde el principio, fue el peor error que cometí, pero en verdad había entrado en pánico, y no me justifico, Momo es tu mejor amiga, no sabía cómo podrías reaccionar y no quería arruinar su amistad.

Sana intentaba entender.

—Mira, ya pasó, no puedo reclamarte nada y en verdad no quiero hundirme en el pasado, es algo que no puedo cambiar, pero en verdad me hubiera gustado saber algo tan importante como eso.

—Tienes razón. — dijo Dahyun en modo de disculpa.

—Lo que hiciste me hizo dudar mucho, de cuántas cosas me habrás ocultado, me hizo desconfiar, me hiciste insegura, que nunca fui suficiente para ti, todo por falta de comunicación. — la japonesa quería llorar, tratando de no revivir aquella espantosa sensación.

—En verdad lo siento Sana.

—De un día para el otro me cambiaste, por mi mejor amiga, entiendes, mi mejor amiga, de tantas personas que hay en el mundo, justo con ella, no te das una idea de lo herida que me sentí, tú me omitiste todo, casi llegué a odiarte.

—Pero no lo hice por voluntad propia.

—Ahora lo sé, pero en ese entonces no sabía nada, jamás me hubiera imaginado que Momo sería capaz de obligarte a hacer algo así, bah, ni siquiera sé si lo hizo, al parecer con el tiempo tú fuiste cediendo.

A pesar del dolor, Sana necesitaba sacar todo el veneno de adentro.

—Seré sincera contigo, con el tiempo también me fui enamorando de ella, no parecía tan mala, y aunque lo niegue sí me quería.

La mayor se quedó recalculando con la última oración.

—¿Tú la quieres? — tuvo el valor de preguntar. —Por lo que veo ni siquiera te sacaste el anillo que te dio. — comentó mirándole la mano.

Dahyun al percatarse de eso se lo guardó en el bolsillo.

—Sí, la quiero, la terminé queriendo, pero jamás como te quiero a ti.

—¿Me sigues amando? — preguntó Sana esperanzada.

La coreana sorprendida la miró, como si la respuesta fuera obvia.

—¿En serio me preguntas? No hubo noche en la que no soñara que volvía contigo, a mí manera todo lo hice para protegerte... ¿Y tú, me sigues amando?

Sana sonrió.

—No hubo noche en la que no soñara que volvía contigo.

[...]

Mientras tanto, paseando a las orillas del río, se encontraban Momo y Nayeon, teniendo una amena conversación respecto a todo lo que había pasado en la última fiesta. A pesar de que Nayeon no estuvo en el momento de la discusión, luego se enteró de todo...

—¿En serio Sana se fue llorando?

—Sí, y Dahyun se fue a buscarla pero ya se había ido. — contestó apoyada en la baranda.

—¿Y tú cómo te sientes? Digo, planeaste todo esto y te salió muy mal.

—No me lo repitas, Sana no me contestó ni uno de mis mensajes, no sé qué más hacer, y Dahyun creo que bloqueó mi número.

—Yyyyy, digamos que te lo buscaste, ¿No sientes ni un poco de remordimiento?

—No me ayudas con esas preguntas, pero sí, mis pensamientos no me brindan paz tampoco.

—¿A qué te refieres?

—Descubrí sentimientos nuevos, pero son imposibles.

—¿Imposibles?

—Sí.

[...]

Por horas, Sana y Dahyun siguieron hablando, como lo hacían normalmente en el pasado, como si nada hubiera pasado, horas y horas sin siquiera ojear el reloj.

—¿Y ya te arreglaste con Chae? — le preguntó Sana, por lo que había mencionado antes la menor en los tantos minutos de conversación.

—Sí, por suerte, no sabía cómo pedirle perdón, estaba re enojada, y con toda razón, después de explicarle bien todo me "entendió" y ahora estamos bien, pero me hizo prometerle no volver a hacer algo así.

—Ya veo.

Siguieron hablando por un rato más de cosas sin sentido, lo que hicieron durante todo este tiempo separadas, hasta que llegó el tema que ninguna quería tocar pero era inevitable.

—Sana, respecto a Momo...

—Creo que tenemos que hablar con ella, las tres juntas, una larga y paciente conversación.

—¿Y tú crees que aceptará a reunirse con nosotras?

—Lo hará.

Third wheel || SaidahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora