Capítulo 🍓¡! Dieciocho.

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N/A: Recuerden no idolatrar a nadie por acciones básicas de respeto ¿oki? Y solo me queda decir que...

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[NO EDITADO]

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Jungwon no hacía nada más que mirar a la pareja por un par de segundos

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Jungwon no hacía nada más que mirar a la pareja por un par de segundos. Ese era su padre. Su padre. Besando a una mujer. Esa no era su madre.

Sin embargo la reconoció; era la secretaria de su padre. Él estaba completamente devastado y ni siquiera podía articular palabra alguna. Simplemente se dio la vuelta y comenzó a caminar lejos, sin mirar a ningún lado sino al frente.

- ¡Jungwon!- Jongseong lo llamó antes de que comenzara a seguirlo fuera del centro comercial.

Jungwon sólo logró caminar alrededor de la esquina antes de que Jongseong lo tomara del brazo y le diera la vuelta. Jungwon se dejó caer en el banco detrás de él y se quedó mirando el camino delante de él durante un par de minutos interminables.

Jongseong se sentó allí con él y eso es todo lo que Jungwon necesitaba. Necesitaba que alguien estuviera ahí para él sin decir ni hacer nada.

Jungwon apoyó la cabeza en el respaldo del banco, cerca del hombro de Jongseong, pero sin llegar a tocarlo. Se sentía como una mierda por no creerle.

- Wonie- Jay comenzó, poniendo su brazo alrededor del hombro de Jungwon.

Se retorció alejándose del tacto.

- Yo sólo... necesito estar solo por un rato.- Murmuró y se metió en uno de los taxis que estaban alineados en el extremo de la calle.

Jongseong inmediatamente se metió en uno detrás de él y le dijo al conductor que siguiera al que estaba delante de ellos.

Jungwon le dio al conductor diez dólares (que era un poco más de lo que realmente se necesitaba) y se bajó del coche sin mirar atrás. Un millón de pensamientos se arremolinaban en su cabeza y él simplemente no podía creer lo que sus ojos habían visto. Eso no podría haber sido cierto. Su padre era un hombre honrado; él nunca engañaría a su madre. Él nunca le haría eso a su familia.

Pero al parecer, lo hizo.

Trató de abrir la puerta, pero luego se dio cuenta de que Jongseong tenía la tarjeta, por lo que sólo golpeó su frente contra la puerta, exasperado. Él no quería nada más que derrumbarse en la cama y llorar durante horas sin que nadie lo viera.

Bebé, el cielo está en tus ojos || JaywonKde žijí příběhy. Začni objevovat